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viernes, 29 de julio de 2011

MANEJO LAPAROSCÓPICO DE DISPOSITIVO INTRAUTERINO MIGRADO A TROMPA DE FALOPIO CON HIDROSALPINX SECUNDARIO

MANEJO LAPAROSCÓPICO DE DISPOSITIVO INTRAUTERINO MIGRADO A TROMPA DE FALOPIO CON HIDROSALPINX SECUNDARIO
REV CHIL OBSTET GINECOL 2007; 72(5)


INTRODUCCIÓN
Los dispositivos intrauterinos (DIU) son un método de control de la fertilidad reversible ampliamente usado y altamente efectivo. Cerca de 100 millones de mujeres en el mundo utilizan DIU para controlar su fertilidad y Chile es uno de los países latinoamericanos con la mayor proporción de usuarias de DIU, estimándose que cerca de un 70% de las usuarias son controladas en los servicios estatales de planificación familiar. En la actualidad, los más usados son los dispositivos con forma de T medicados con cobre o gestágenos. A diferencia de los DIU no medicados estos son más eficaces y tienen menos efectos adversos.
La perforación uterina es una seria complicación asociada a la inserción de un dispositivo. Esta complicación es rara, con una frecuencia promedio estimada en 1,2 por 1000 inserciones y solo el 0,1 a 0,9% de las perforaciones se asocian a complicaciones severas, a veces con resultado de muerte como la perforación intestinal. Esta complicación muchas veces asintomática, ocurre más frecuentemente en el momento de la inserción, pero también puede ocurrir tardíamente, en caso de quedar parcialmente incrustado en el miometrio, produciéndose la migración del dispositivo a la cavidad abdominal. Una vez en la cavidad pélvica o abdominal, el DIU se ubica con mayor frecuencia en epiplón, recto-sigmoides, peritoneo, vejiga, apéndice y anexos, pero la localización dentro del lumen de la trompa de Falopio es muy infrecuente. El tratamiento más aceptado para esta complicación, es la remoción ya sea por vía laparoscópica o por laparotomía, principalmente por el riesgo de adherencias intraabdominales y por el potencial daño de órganos vecinos. Se presenta el manejo de un caso de dispositivo intrauterino ubicado en el lumen de la trompa
de Falopio con hidrosalpinx secundario.

CASO CLÍNICO
Mujer de 44 años a quien se le insertó un dispositivo intrauterino (DIU) tipo T con cobre en el puerperio inmediato, en el año 1978. Durante los 5 años siguientes ella asistió a controles semestrales con matrona en su consultorio, donde se le informaba que las guías del DIU estaban en su lugar.Posteriormente, al solicitar la extracción del dispositivo por deseo de embarazo, es derivada a su hospital de referencia por no observarse las guías. Se solicita ecotomografía transvaginal que descarta presencia de DIU intracavitario, por lo que se concluye su expulsión. Después de una infertilidad secundaria de 4 años de evolución, la paciente se embaraza espontáneamente realizándose una cesárea electiva en 1989. En junio de 2006, por traumatismo accidental en columna lumbar, se realizó una radiografía de pelvis y columna, que reveló la presencia de un DIU tipo T en posición invertida en abdomen superior izquierdo, por lo que es derivada al Servicio para su manejo.En la unidad se confirmó este hallazgo con ecotomografía transvaginal que demostró ausencia







de DIU intrauterino. El 30 de noviembre de 2006, se realiza laparoscopía diagnóstica, visualizándose hidrosalpinx izquierdo con un DIU tipo T intratubario, sin el filamento de cobre en sus ramas, con mínimas adherencias laxas de trompa a parénquima ovárico. No se encontró ninguna solución de continuidad en útero y el anexo derecho se aprecia sin alteraciones. Se procedió a liberación de las adherencias y salpingectomía izquierda con bipolar y tijera. El tiempo operatorio fue de 25 minutos, se usó cefazolina 2 gramos en forma profiláctica y la paciente fue dada de alta en buenas condiciones al día siguiente.

DISCUSIÓN
Las complicaciones más frecuentes asociada al uso de DIU son las infecciones pélvicas y la perforación uterina hacia la cavidad pélvica, abdominal y retroperitoneal. La perforación uterina al momento de la inserción
del DIU depende de distintas variables, entre ellas la experiencia del operador, tamaño y posición del útero (anteversión o retroversión), presencia de malformaciones uterinas y periodo de post-parto o post-aborto, que es donde con más frecuencia se produce esta complicación incrementada por una prolongada contractibilidad uterina, acelerada involución y menor dolor durante la inserción en periodo de lactancia. El manejo de una perforación uterina por DIU es contradictorio, ya que la mayoría de las pacientes son asintomáticas y los DIU pueden permanecer silentes por muchos años, diagnosticándose en forma tardía o accidentalmente al realizarse una radiografía de pelvis o columna como ocurrió con esta paciente, a la que se le hizo el diagnóstico después de 28 años. Hay autores que sugieren que la remoción quirúrgica debe realizarse solo
en pacientes sintomáticas. Los dispositivos medicados con cobre y levonorgestrel, que han perforado completamente la pared uterina hacia la cavidad abdominal, deben ser removidos tan pronto como sea posible, por la gran reacción inflamatoria en los órganos vecinos y por la probabilidad de perforación de una víscera hueca. En el caso de DIU con levonorgestrel sus concentraciones séricas son muy altas (10 veces mayor que cuando esta in situ) interfiriendo con la ovulación, por lo que su extracción es mandatoria si la paciente busca fertilidad. No siempre es posible la extracción de un dispositivo por laparoscopia, ya que muchas veces en ausencia de adherencias, el dispositivo permanece oculto bajo el epiplón mayor o incrustado en él, que hace imposible su localización; en esos casos, es mejor realizar una nueva evaluación en lugar de convertir a laparotomía. En el caso presentado, encontramos una pelvis libre de adherencias, y un hidrosalpinx izquierdo con una adherencia laxa al ovario, que al liberarla permitió la visualización de la rama vertical del DIU, insinuándose a través de la fimbria, lo que permitió su extracción mediante una salpingectomía sin complicaciones. La tasa de remoción laparoscópica exitosa de un dispositivo varía desde 44 a 100% en publicaciones nacionales e internacionales.
Se sabe que los dispositivos intrauterinos aumentan 3 a 4 veces la incidencia de enfermedad inflamatoria pélvica, lo que podría producir secundariamente un hidrosalpinx. En el caso clínico presentado, lo más probable fue que la presencia del DIU intratubario haya causado una reacción inflamatoria local, que llevó secundariamente a la formación de un hidrosalpinx. Cuando se realiza una laparoscopia para extraer un DIU, en ocasiones se encuentra solo los señuelos visibles que emergen a través de un plastrón, que al ejercer una tracción excesiva puede dañar seriamente las estructuras adyacentes, además de producir sangrado, de ahí que lo importante en estos casos sea realizar una disección cuidadosa siguiendo los señuelos del DIU para evitar daños.


El diagnostico de DIU intraabdominal se realiza inicialmente por ecotomografía transvaginal y en caso de ausencia intracavitaria, debe realizarse una radiografía de pelvis para descartar su expulsión por vía vaginal o confirmar su ubicación intraabdominal. Ocasionalmente, es necesario solicitar un TAC pélvico el cual delimita muy bien la configuración anatómica uterina. En nuestro caso clínico, la pesquisa se hizo a través de radiografía de columna lumbar solicitada por una contusión, que mostró dispositivo tipo T, invertido en el abdomen superior izquierdo, que fue complementada por una ecotransvaginal que certificó la
ausencia del DIU intracavitario. En algunas ocasiones al tomar una radiografía en posición vertical, el DIU puede aparecer en la cavidad pélvica y durante la laparoscopía con la paciente en posición de Trendelenburg puede migrar hacia el abdomen superior lo que dificultad muchas veces el hallazgo, por discrepancia con la localización del diagnóstico radiológico. Por último, la migración de un DIU puede ocurrir dentro de la pelvis y abdomen superior, ubicándose más frecuentemente en el epiplón mayor, rectosigmoides, peritoneo, apéndice y muy rara vez a la trompa de Falopio. Solo hay un caso publicado en la literatura de una salpingectomía derecha por laparoscopia, realizada por un hidrosalpinx, donde como hallazgo se encontró DIU intratubario. En nuestro caso clínico, lo más probable es que en el momento de la inserción, el DIU fue insertado en el ostium tubario y mediante el peristaltismo propio de la trompa, terminó en el interior del lumen tubario, con formación de un
hidrosalpinx, que en parte explica la subfertilidad de la pareja.

CONCLUSIÓN
La ausencia de los señuelos del DIU al examen ginecológico, combinada con la ecotomografia transvaginal y radiografía de pelvis, son suficientes para realizar el diagnóstico definitivo de un DIU intraabdominal. Al realizar una laparoscopia diagnóstica para extraer un DIU, en caso de encontrarse con un plastrón, en que solo son visibles los señuelos, debemos realizar una buena disección hasta ubicar las ramas del DIU, ya que la tracción indebida puede ocasionar serios daños a los órganos adyacentes.
Por último, a pesar de la controversia en relación a si es conveniente la extracción de un DIU intraabdominal, nuestra experiencia, nos muestra que por problemas psicológicos un porcentajemuy alto de nuestras pacientes desearon la extracción del DIU a pesar que eran asintomáticas.

lunes, 20 de junio de 2011

UROPATÍA OBSTRUCTIVA SECUNDARIA A ENDOMETRIOSIS VÉSICO-URETERAL: CARACTERÍSTICAS CLINICO-RADIOLÓGICAS Y ANATOMOPATOLÓGICAS
Arch. Esp. Urol. 2009; 62 (8): 653-656

INTRODUCCIÓN
La endometriosis se define como la presencia de tejido endometrial funcionante fuera de la cavidad uterina, ya sea en el espesor de la capa muscular (adenomiosis)o extrauterina (ovárica, pélvica, intestinal, partes blandas, vesical...). La afectación del tracto urinario acontece, según las series consultadas, en un 1-11% de las pacientes, y da lugar a manifestaciones clínicas diversas. Sin embargo la afectación con obstrucción ureteral secundaria es rara (0,1-0,4%).



CASO CLÍNICO
Paciente de 37 años que consultó por dolor hipogástrico,hematuria cíclica y dolor en fosa renal izquierda coincidiendo con la menstruación. Ecográficamente se observa una dilatación pielocalicial izquierda grado II-III/IV, en probable relación con lesión vesical sobreelevada.
El TAC confirmó la ectasia descrita anteriormente y el retraso funcional renal izquierdo, así como una impronta y un engrosamiento irregular y nodular de la base vesical. En la cistoscopia se apreció una lesión congestiva y edematosa en hemitrígono izquierdo, que se biopsió, siendo informada como cistitis glandular. La paciente se intervino quirúrgicamente con el diagnóstico de sospecha de tumor uterino localmente avanzado con afectación urétero-vesical. A través
de una laparotomía infraumbilical transperitoneal se realizó histerectomía radical, anexectomía bilateral, cistectomía parcial y ureterocistoneostomía izquierda. El estudio histológico definitivo informó de endometriosis vesical, ureteral y ovárica.






COMENTARIO
La endometriosis extrauterina conforma un grupo de patologías diversas cuya clínica y presentación vienen determinadas principalmente por el lugar donde asienta
el tejido endometrial funcionante. A lo largo de la literatura se han descrito implantes endometriósicos en, prácticamente, todos los lugares anatómicos posibles ya sea de forma espontánea (intestino delgado o grueso, pleurales, umbilical, inguinal, diafragmática...) o secundario a manipulaciones instrumentales (como en partes blandas sobre cicatrices de laparotomía). En general, en pacientes con afectación endometriósica pélvica generalizada se han observado síntomas urinarios en un 55% de los casos, genitales en un 83% y gastrointestinales en un 46%.La afectación del tracto urinario (1-11% de los casos) muestra predilección por la vejiga, afectándose el uréter con una frecuencia de 0,1-0,4%, generalmente de forma asintomática (60%). Según las series de Frenna et al (2007), la estenosis se produce sólo en un 5,6% de las afectaciones ureterales (3 pacientes) mientras que en 2 se aprecia hidronefrosis. En un 16% de los casos hay una afectación conjunta ureteral y vesical. La incidencia mayor se produce alrededor de los 35 años y los síntomas descritos pueden ser divididos en ginecológicos (dolor pélvico espontáneo o secundario a relaciones sexuales, dismenorrea, alteraciones del ciclo ovárico, infertilidad...), o secundarios a la afectación propia del tracto urinario: disuria, hematuria,frecuencia miccional, infecciones recurrentes y dolor lumbar, siendo muy sugestivos cuando se repiten cíclicamente, siempre teniendo en cuenta que esta sintomatología clínica se relaciona muy estrechamente con la afectación vesical, mientras que la gran mayoría de los casos de afectación ureteral cursan de forma asintomática. Deben considerarse dos formas de lesión ureteral: intrínseca y extrínseca. La forma extrínseca es la más común por extensión por contigüidad. Las lesiones intrínsecas son las que con mayor frecuencia causan hematuria cíclica y obstrucción.La clínica puede ser muy inespecífica, así como la exploración física





La ecografía se usa en la evaluación inicial, aunque sus hallazgos son muy variables, simulando en algunos casos lesiones tumorales; y, al igual que en nuesto caso, el diagnóstico preoperatorio no suele realizarse, siendo definitivo el estudio histológico de las muestras obtenidas. Los estudios de imagen muestran engrosamiento de la pared vesical, ureteral y dilatación del sistema pielocalicial en los casos obstructivos, inespecíficos y que, como hemos dicho anteriormente, plantean diferenciar esta situación de un cuadro tumoral (tan sólo descartado parcialmente por el perfil epidemiológico de las pacientes) o inflamatorio (cistitis crónicas/hiperplasias mucosas). Las técnicas diagnósticas de elección son la TAC y la RM, siendo la última más útil para definir la magnitud y profundidad de las lesiones, y además aporta datos que apoyan el diagnóstico de esta entidad al ser sensible en la detección de sangre en diferentes estadíos evolutivos. Algunos autores aconsejan realizar un despistaje ecográfico de la afectación de vías urinarias en pacientes con endometriosis diagnosticada en otras localizaciones, a fin de evitar un deterioro silente de la función renal.La evaluación endoscópica, ya sea mediante cistoscopia y/o ureteroscopia es de gran importancia, ya que permite tanto la visualización directa de las lesiones como la toma de material para biopsia, aunque en nuestro caso no fue diagnóstica. La imagen de estas inespecíficas lesiones puede variar según el momento del ciclo menstrual en el que se realiza la exploración.Por lo que respecta al tratamiento depende de la severidad de los síntomas, la extensión y localización de la enfermedad y el deseo de maternidad de la paciente.El tratamiento médico se basa en las modificaciones que sufre el endometrio con la estimulación hormonal. Básicamente se han utilizado acetato de medroxiprogesterona, danazol y análogos de las gonadotropinas, con poca eficacia, debido a la recidiva de las lesiones tras el abandono del tratamiento. En todas las series consultadas el tratamiento quirúrgico ofrece resultados definitivos y se basa en la cistectomía parcial para los casos de afectación vesical y ureterectomía parcial con reimplante ureteral en casos de afectación ureteral distal.
Se han descrito casos de tratamiento endoscópico manejados con ureterolisis, pero actualmente no son recomendables debido al elevado número de recidivas publicado.


CONCLUSIONES
La frecuencia de la afectación del tracto urinario por endometriosis es relativamente baja, sin embargo, la afectación ureteral obstructiva (hidronefrosis) es un hecho escasamente referido en la literatura consultada y que debe tenerse en cuenta ante cuadros de este tipo en mujeres jóvenes, principalmente si se acompaña de síntomas cíclicos. El diagnóstico definitivo es histológico y el tratamiento quirúrgico.

lunes, 6 de junio de 2011

Quiste de ovario de 38 Kg

Quiste de ovario de 38 kg. Reporte de un caso y revisión de la bibliografía
Ginecol Obstet Mex 2007;75(8):484-87



Los variados padecimientos tumorales del ovario se conocen a través de la historia difundida en libros y artículos médicos,particularmente de ginecología y obstetricia. Ahí se refieren muy diversos tipos de neoplasias en cuanto a su forma, volumen, peso, manifestaciones clínicas, estirpe histológica y benignidad o malignidad. Llama la atención que la mayor parte de las tumoraciones clasificadas como gigantes (mayores de 5 kg) no rebasaban los 15 kg. Sólo se encontró un caso de 32 kg, que fue el más voluminoso.
El caso clínico que aquí se reporta es de gran interés porque se trata de una tumoración de 38 kg, cuyas características clínicas se describen enseguida. El quiste se encontró en una paciente que acudió a la consulta externa ginecológica por primera vez y cuyo cuadro clínico había sido motivo de confusiones diagnósticas y tratamientos erróneos por los facultativos previamente consultados en diferentes hospitales.

CASO CLÍNICO
Paciente de 40 años de edad, sin antecedentes heredo familiares de interés clínico. Procedente del medio rural del estado de Guanajuato.

ANTECEDENTES
La paciente refierió haber tenido su primera menstruación a los 13 años de edad, con ritmo de 30 x 3, eumenorreica. Su vida sexual activa se inició a los 18 años, tuvo cuatro embarazos y cuatro partos, y ningún aborto o cesárea. Los embarazos fueron de evolución normal al igual que los partos. Los dos primeros los atendió una partera empírica y los dos últimos, médicos en un hospital del sector salud. Sus hijos fueron normosómicos y cursó el puerperio sin complicaciones. Amamantó a todos sus hijos durante un año, aproximadamente. No ha recurrido a algún método anticonceptivo y está separada de su marido desde hace ocho años. Como antecedente de importancia sólo refirió sensación de distensión abdominal de varios años de evolución. Por esta última razón acudió a la consulta externa, donde precisó que llevaba dos años con dolor abdominal localizado en la fosa iliaca y el flanco izquierdo. Lo refirió como un dolor sordo, de intensidad leve a moderada, sin predominio de horario, desencadenado por el ejercicio y los movimientos posturales, que se atenuaba con el reposo, que irradiaba hacia la región lumbosacra, acompañado de sensación de distensión abdominal. El dolor se extendió a todo el abdomen y aumentó el volumen de éste. Experimentó llenura posprandial, náusea ocasional y constipación intestinal, además de disnea de decúbito (ortopnea). Refirió que en las cuatro semanas previas a la consulta, los síntomas mencionados se exacerbaron hasta llegar a una sensación de plenitud abdominal muy importante que le impedía la ingestión adecuada de alimentos, le dificultaba la deambulación y la posición en decúbito, lo que la obligó a permanecer semisentada para conciliar el sueño.



En la exploración física se encontró con presión arterial de 110/60 mmHg, frecuencia cardiaca de 90 latidos por minuto, temperatura de 36.7°C, 27 respiraciones por minuto, 76 kg de peso, estatura de l.55 m e índice de masa corporal de 31.6. Su apariencia era de mayor edad a la cronológica, íntegra, mal conformada por el aumento del volumen abdominal, con marcha característica de pato,12 con lenguaje normal y vestimenta acorde con su nivel socioeconómico y procedencia, sin movimientos anormales, consciente, estable, orientada en las tres esferas (espacio, tiempo y persona). El resto de la exploración física general y regional no reportó mayores datos de interés clínico, excepto la taquipnea de 27 por minuto y taquicardia de 90 por
minuto. Sin fenómenos estetoacústicos agregados. A la inspección física del abdomen se encontró
forma, volumen y estado de la superficie con gran distensión abdominal que abarcaba los nueve cuadrantes y que se delimitaba desde el epigastrio hasta la sínfisis del pubis, así como de la fosa iliaca y los flancos de ambos lados, sin cambios de coloración de la piel, sin cicatrices aparentes y una leve red venosa colateral. A la palpación, la temperatura era similar a la del resto de la superficie corporal, con tono abdominal aumentado, no depresible, leve resistencia muscular voluntaria, doloroso a la palpación superficial y media, sin palparse irregularidades en toda la superficie abdominal y sin poderse precisar estructuras subyacentes. A la percusión se apreció franca matidez generalizada en los nueve cuadrantes. En la auscultación se percibieron
ruidos hidroaéreos disminuidos.
La exploración ginecológica reportó: vello pubiano escaso, de tipo ginecoide, genitales externos
normales, vagina amplia y elástica, con escaso escurrimiento blanquecino no fétido, cuello uterino pequeño, posterior, formado, cerrado y sin lesiones aparantes. Al tacto vaginal los fondos de los sacos vaginales se percibieron tensos, sin poderse palpar otras estructuras, cuello con movilidad normal, no doloroso a la palpación. El tacto vagino-rectal manifestó, igualmente, distensión importante de la cavidad pélvica.
Los miembros inferiores se encontraron con moderado grado de hipotrofia, con ingurgitaciones venosas típicas de la safena externa e interna, así como edema premaleolar y en la cara anterior de ambas piernas hasta su tercio inferior. En virtud de las características del cuadro clínico se decidió su internamiento para efectuar los procedimientos diagnósticos y, posteriormente, dar las alternativas terapéuticas convenientes. Se le hicieron exámenes generales de rutina (biometría hemática, química sanguínea, examen general de orina), PFH y pruebas de coagulación; ultrasonografía abdominopélvica y radiografías de tórax y abdomen, además
de citología exfoliativa de líquido obtenido por paracentesis.


Se reportaron los siguientes datos:
Anemia de primero a segundo grado, química sanguínea 6 y examen de orina normales, grupo sanguíneo O RH positivo, las PFH y de coagulación normales. La telerradiografía de tórax manifestó elevación de ambos hemidiafragmas, con moderada horizontalización de la silueta cardiaca, campos pulmonares limpios, sólo con cambios bronquíticos crónicos leves. Las placas radiográficas del abdomen y el ultrasonido abdominopélvico reportaron cantidad abundante de líquido que ocupaba toda la cavidad abdominopélvica. No se apreciaron otras imágenes. Se procedió a efectuarle una punción abdominal mediante un trocar a la altura de la fosa iliaca izquierda. Inmediatamente se obtuvo abundante cantidad de líquido de aspecto cetrino,
mismo que se envió a estudio citoquímico y citológico. Primero se descartó la existencia de líquido de ascitis y, luego, de células de origen ovárico negativo para malignidad. Para evitar una descompensación, el abdomen se drenó progresivamente a través del mismo trocar conectado a un equipo de venoclisis. En un lapso de 24 h se drenaron 16 litros de líquido con las características mencionadas. Con esta intervención se logró una descompresión significativa del abdomen, que permitió palpar una gran masa abdominal que prácticamente abarcaba todo el abdomen. Enseguida se programó para una laparotomía exploradora con anestesia general, misma que se efectuó con una incisión supra e infraumbilical. Se encontró una gran tumoración de coloración gris azulada, de consistencia blanda, con gran cantidad de relieves membranosos y vasculares en su superficie, que formaban entre sí múltiples surcos y que ocupaba prácticamente toda la cavidad abdominal.
El diagnóstico diferencial descartó cirrosis hepática, cáncer hepático u ovárico, y síndrome de Meigs (tumor ovárico, ascitis e hidrotórax). La disección se inició por la parte más alta del epigastrio, hasta las fosas iliacas. Se encontraron múltiples adherencias laxas de la cápsula tumoral hacia el estómago, colon y la pared abdominal. Su disección se logró completa y se encontró un rechazo posterior de todo el intestino delgado, que se apreció disminuido en su calibre. Enseguida se identificó el pedículo de la tumoración, de aproximadamente 8 cm de diámetro y que se originaba en el anexo del lado izquierdo. Se procedió al pinzamiento, corte y ligadura del mismo. La tumoración se extrajo en su totalidad, completamente íntegra; midió 52 x 40 cm y pesó 22 kg. Se procedió a cerrar la cavidad abdominal en la forma acostumbrada. Se dejó un drenaje por contrabertura. La evolución trans y posoperatoria inmediata fue satisfactoria, sin complicaciones o fenómenos de descompensación hemodinámica, por lo que la paciente fue dada de alta del hospital 48 h después de haber sido operada.
El reporte histopatológico de la tumoración fue de cistoadenoma seroso gigante del ovario izquierdo, negativo para malignidad. El peso de la paciente al salir del hospital fue de 38 kg (cuando ingresó pesaba 76 kg). La paciente fue citada a la consulta externa a los 30, 60, 90 y 120 días, lapso en que mostró una excelente evolución y ganancia de peso en su última consulta de 10 kg

sábado, 4 de junio de 2011

PERFORACION UTERINA IATROGÉNICA RESULTANTE EN UNA HERNIA DE RICHTER

PERFORACION UTERINA IATROGÉNICA RESULTANTE EN UNA HERNIA DE RICHTER: UNA RARA COMPLICACION DEL LEGRADO
Del articulo IATROGENIC UTERINE PERFORATION RESULTING IN RICHTER`S HERNIA:A RARE COMPLICATION OF DILATATION AN CURETTAGE
Gynecologcical Surgery vol 8, numero 1, Febrero 2011, pp 107-109

INTRODUCCIÓN
El legrado uterino es un procedimiento diagnostico y terapéutico bastante común en la practica gineco-obstetrica. Este procedimiento se socia a una serie de complicaciones como sangrado, perforación, infección y adherencias intrauterinas. La tasa total de perforación para abortos del primer trimestre se situa alrededor del 0,8-1,3 por 1000 según distintos autores. Presentamos una rara complicación de la perforación iatrogénica del utero debido al legrado dando como resultado una hernia de Richter, que requiso una resección del intestino delgado afectado. Hasta donde sabemos este es el primer caso publicado en la literatura.





CASO CLINICO
Mujer de 32 años que acude a la clínica con sangrado genital persistente desde el parto de una niña de 2706 gr dos semanas antes. La paciente recibió tratamiento con ergometrina durante 1 semana, a pesar del tratamiento persistía el sangrado. La ecografía vaginal mostró engrosamiento endometrial de 15,3 mm. Con la sospecha de pólipo placentario, la paciente fue sometida a legrado uterino por aspiración. El procedimiento curso sin incidencias pero 2 horas tras el procedimiento, la paciente comenzó a sentir un dolor abdominal severo cuando se encontraba aun en el área de recuperación. La laparoscopia exploradora revelo una perforación uterina con un segmento de intestino delgado parcialmente herniado en el área de perforación. Se consulto al cirujano general y el segmento de intestino delgado se redujo del área de perforación uterina (aproximadamente 1x1 cm de tamaño). La perforación uterina se reparó. La zona de intestino delgado afectada se localizaba aproximadamente a 90 cm de la valvula ileocecal. Se observaba un área circular isquémico en el borde antimesentérico. El intestino delgado afectado se reseco. El postoperatorio transcurrió sin incidencias.




DISCUSION
La hernia de Richter se define como: “hernia abdominal en la cual solo una parte del la circunferencia intestinal es atrapada en el orificio herniario”. Suele evolucionar de una manera rápida a la estrangulación y la perforación.
En 1606, Fabricius Hildanus describió el caso de una mujer de 63 años que sufrió una hernia inguinal derecha; posteriormente la enfermedad se complico con una perforación intestinal y la subsecuente fístula enterocutanea; afortunadamente, la fístula enterocutanea cerro espontáneamente a los 2 meses y la mujer se recuperó completamente. Esta es probablemente la primera descripción de una hernia de Richter en la literatura. Con el avance de la cirugía laparoscópica y el uso de puertos mayores (10 mm o más) se están publicando un incremente de hernias de Richter en el punto de punción, de todas formas, la hernia de Richter es raramente citada en la literatura ginecológica.
A pesar de una búsqueda extensa en la literatura medica, solo se pueden encontrar escasos casos de perforación iatrogénica del útero asociada a herniación interna del intestino delgado. El legrado uterino es un procedimiento común en la práctica ginecológica. Según algunos autores, la inexperiencia del cirujano es uno de los factores de riesgo para la perforación uterina. La verdadera tasa de complicaciones del legrado uterino esta subestimada. Cuando la perforación iatrogénica y la herniación del intestino ocurren simultáneamente, el diagnostico puede establecerse rápidamente por el hallazgo ecográfico de una asa intestinal dentro de la cavidad uterina; en los casos más severos, el intestino delgado herniado puede incluso hallarse prolapsado en vagina o vulva. De cualquier forma, cuando el agujero de perforación es pequeño, solo una parte de la circunferencia del intestino puede atraparse en el orificio herniario, haciendo el diagnóstico muy difícil.






CONCLUSION
Los médicos que realizan legrados uterinos deben estar pendientes de cualquier dolor abdominal inusual tras el procedimiento, porque la detección y el manejo precoz de esta patología son la base para evitar resultados desastrosos tras la perforación uterina iatrogénica.

sábado, 6 de junio de 2009

Pilimiction: Patognomonico de los Dermoides

del articulo Pilimiction: A Diagnostic Symptom Of Ovarian Dermoid Cyst
The Internet Journal of Gynecology and Obstetrics 2006 : Volume 6 Number 1

Introduccion
Los quistes dermoides del ovario representan una patología frecuente. El retraso en un tratamiento adecuado puede dar lugar a varias complicaciones. Un quiste dermoide ovárico adherido a la vejiga urinaria que expulse contenido del mismo, como pelos (pilimiction) es una complicacion rara.

Caso clinico
Mujer de 29 años de edad, casada, que acude con cuadro de disuria y poliuria y con la expulsión de pelos y de una orina turbia. No presentaba ningun trastorno menstrual salvo dismenorrea leve ocasionalmente. Sus antecedentes clinicos no eran relevantes. El examen pélvico mostraba una masa anexial izquierda, no dolorosa de 4 cm de diametro con escasa movilidad. Las investigaciones de rutina estaban dentro de los limites de la normalidad. La ecografia mostro una masa moderadamente ecogénica de 42 x 32 mm adherida a la cara postero-superior de la vejiga. Se observaban depositos ecogénicos en la vejiga. El ovario derecho asi como el utero eran normales. No se realizo TAC abdominopelvico debido a que la paciente no se pudo permitir el gasto económico de la prueba.
La cistoscopia reveló una lesion proliferativa de aproximadamente 3-4 cm de tamaño cubierta por pelos en la pared vesical posterolateral. Se tomo biopsia de la base de la lesion que reveló hiperplasia reactiva
Se realizo una exploracion quirurgica con incisión en linea media infraumbilical. Tras la apertura vesical se hallo una masa recubierta de pelos que se vio que comunicaba con la masa anexial izquierda. Se procedio a realizar una ooferectomia izquierda con reseccion de la pared vesical adyacente al dermoide. La vejiga se cerro en dos capas. Se dejo tras la intervención cateter de Foley y drenaje retropubico. La paciente presento un postoperatorio favorable. El resultado histopatologico dio como resultado el de teratoma con estructuras ectodermicas (piel y anejos), mesodermicas (fibrocolageno y cartílago) y endodermicas (elementos glandulares y neurogliales)

Discusion
Los quistes dermoides ováricos son generalmente lesiones benignas, que aparecen sobre todo en edad reproductiva, pero que pueden observarse tambien en niñas y en menopausicas. Los quistes dermoides constituyen el 10-15% de todos los quistes ovaricos. Raramente representan un problema diagnostico o terapéutico.
Dentro de las complicaciones publicadas, la ruptura espontanea dentro de la vejiga urinaria es una de las mas infrecuentes. Fue descrita por primera vez por Wallace en 1700. Hasta la aparicion de la cistoscopia, el diagnostico se basaba en la historia clínica, el examen físico y la existencia de pimiction (expulsión de pelos durante la miccion), hematuria o piuria o cualquier componente de un quiste dermoide en orina. Otras complicaciones como peritonitis quimica y melanosis peritoneal debido a la ruptura intraperitoneal de un dermoide son tambien raras. Aunque hay casos publicados de manejo laparoscopico de esas patologías, casos como el que aquí presentamos son poco probable que puedan solucionarse por laparoscopia. Si se presenta una mujer con pilimiction, debe considerarse signo patognomonico de un quiste dermoide

domingo, 31 de mayo de 2009

Embarazo cervical

Embarazo cervical: Una decisión difícil de tomar
Revista Chilena Ultrasonografia Vol 9, n1, 2006

Introducción
El embarazo ectópico se define como la implantación de un huevo fertilizado en una ubicación
fuera de la cavidad uterina, ocurriendo esto en un 98% en las trompas, el resto se ubica en cuerno (intersticial), abdomen, cuello, ovario y heterotópico. La frecuencia ha aumentado unas seis veces en los últimos años y corresponde aproximadamente al 2% de los embarazos.
El embarazo ectópico cervical es una complicación poco frecuente que representa un riesgo serio para las pacientes y un reto para el ginecoobstetra. La frecuencia es de 1 entre 1.800 a 2.500 embarazos y representa el 0.07 al 0.1% de todos los embarazos ectópicos, su causas no son todas conocidas, los factores predisponentes más comunes son el legrado y la dilatación cervical, cicatrices de cesáreas previas, infecciones, malformaciones o cirugías uterinas, presencia de DIU y probablemente sea una mezcla de factores los que intervienen.
Es posible clasificarlos según su localización en embarazo cervical puro y embarazo ístmicocervical, el segundo probablemente provocado por una invasión secundaria del cuello debido a una implantación muy baja.

Rubin en 1911 estableció los criterios histológicos para el diagnóstico:
1. Presencia de glándulas cervicales frente al sitio de implantación.
2. Intima fijación placentaria al cuello.
3. La placenta entera o una parte de ella debe estar por debajo de la entrada de los vasos uterinos, o de la reflexión del peritoneo.
4. No debe haber elementos embrionarios en el cuerpo uterino.
Criterios de clasificación ultrasonográfica de embarazo cervical (Ushakov).
1. Saco gestacional en el endocervix.
2. Presencia de una parte del canal intacta entre el saco y el OCI.
3. Invasión local del tejido endocervical por el trofoblasto.
4. Visualización de estructuras embrionarias o fetales en el saco gestacional ectópico y
especialmente la demostración de actividad cardíaca.
5. Cavidad uterina vacía.
6. Desidualizacion endometrial.
7. Utero en reloj de arena.
8. Observación con Doppler color del flujo arterial peritrofoblasto intracervical.
Ultrasonográficamente el embarazo cervical (EC) se presenta con un embrión o feto viable (61.5%), como un saco gestacional de 5-6 semanas (10.9%), como un huevo anembrionado (13.8%) o como una masa cervical irregular hiper o hipoecoica de bordes indefinidos (13.8%).
El diagnóstico diferencial debe realizarse con aborto en evolución, embarazo ístmico-cervical y con tumores cervicales. El presente trabajo pretende mostrar un caso clínico de embarazo cervical tratado en la Unidad de Medicina Perinatal de Clínica Dávila en febrero 2005 y su eventual manejo clínico y ultrasonográfico.

Caso clínico
Paciente de 29 años multípara de 1 con antecedente de cesárea en su primer parto por macrosomía, usuaria de Diu, retirado en octubre por deseo de embarazo, con FUR 16 de noviembre 2004. Inicia embarazo, presentando metrorragia de 1 día, el 30 diciembre 2004 sin consecuencias; en su primera ultrasonografía de control 21 de enero se detecta embarazo cervical con un embrión de 8 semanas. Reevaluada la paciente en conjunto en el Comité de Medicina Perinatal se procede a explicar los riesgos de continuar con la gestación y con el
consentimiento de la paciente y la aprobación del Comité de Etica de la Clínica Dávila se decide interrupción de embarazo mediante tratamiento médico con metotrexato intraovular. El procedimiento se realizó el 25 de enero 2005, inyectando por vía transvaginal y guiado por ultrasonografía metotrexato (MTX) 75 mg, el óbito del embrión se produjo a los siete días.
Durante el período previo al óbito se planteó la posibilidad de realizar otros procedimientos
complementarios como inyección de cloruro de potasio (KCl) intracardíaco, lo que no fue necesario realizar. Se controló semanalmente a la paciente persistiendo con el tejido trofoblástico a nivel cervical
como lo muestra la figura 2 durante dos meses. La curva de bHCG disminuyó en forma lenta pero mantenida hasta niveles de 50 ui/ml, la imagen del Doppler también mostró una lenta disminución de la circulación peritrofoblástica A fines de marzo presenta episodio de flujo
rojo vaginal algo más abundante que una menstruación normal y en ultrasonografía de control
se observa el canal cervical vacío.
DiscusiónEl caso recién descrito planteó una serie de conflictos éticos y médicos, que apoyado en lo
descrito por la literatura nos ayudó a tomar la decisión terapéutica de interrumpir el embarazo,
previo consentimiento informado de la paciente y la aprobación por parte del Comité de Etica de la Clínica Dávila. La paciente, una multípara de una cesárea, con deseo de fertilidad, de no haber sido tratada corría un serio riesgo de morir o quedar infértil por el tratamiento radical que a veces hay que realizar por la metrorragia cataclísmica que conlleva esta entidad.
La paciente cumplía con los criterios ultrasonográficos de encontrar un saco gestacional con
un feto vivo ocupando el canal cervical e invadiendo las paredes cervicales el trofoblasto con un evidente aumento de la circulación local del peritrofoblasto al Doppler, con observación de las arterias uterinas por encima de éste, quedando un espacio libre entre el límite superior del saco y el orificio cervical interno (OCI), no asociado a la cicatriz de cesárea previa.Se describen múltiples formas de tratamiento, las que incluyen dilatación y legrado, cerclaje cervical, colocación de sonda Folley intracervical, ligadura de arterias uterinas por laparoscopía y resección histeroscópica, embolización de arterias uterinas, amputación de cuello, histerectomía, o bien tratamiento médico con metotrexato por vía general o local asociado o no a inyección intrafetal con KCl. Nosotros optamos por el tratamiento con MTX intraamniótico por ser una opción menos invasiva y traumática que las otras y por tener ya alguna experiencia con otros casos similares. La respuesta al tratamiento es lenta pero al cabo de dos meses la paciente no presenta signos de haber tenido una gestación cervical, manteniéndose la integridad de su aparato reproductor para futuras gestaciones. La única sintomatología que presentó fue un goteo sanguinolento escaso, intermitente e indoloro

sábado, 16 de mayo de 2009

Hernia Uterina Inguinal

del artículo Inguinal Hernia Containing Functioning, Rudimentary Uterine Horn and Endometriosis
Obtetrics and Gynecology vol 113, No2, Part 2,February 2009

La endometriosis es una patología ginecológica frecuente en mujeres en edad reproductiva y se caracteriza por la proliferación de tejido endometrial en zonas ectópicas. Aunque la endometriosis ocurre más frecuentemente en órganos intrapélvico, Algunas veces aparece en zonas fuera de la pelvis. Dentro de la endometriosis extraperitoneal, la endometriosis inguinal ha sido raramente publicada, con una tasa de aparición de 0,3 a 0,8%. La mayoría de los casos de endometriosis inguinal se localiza en alguna zona cercana al ligamento redondo. Recientemente hemos encontrado una paciente con una hernia inguinal que contenía un cuerno rudimentario endometriosis.
La hernia uterina inguinal una situación en la que el útero se localiza en una situación ectópica en el canal inguinal es una rara anomalía mulleriana congénita. En este artículo se discuten las características de la hernia inguinal uterina y su relación con la endometriosis.
Caso clínico
Nulípara joven que es remitida a nuestro departamento para evaluación de hernia inguinal derecha. Previamente se había sometido a cirugía por hernia inguinal derecha a la edad de 1 año. A los 2º años se sometió nuevamente a cirugía por masa inguinal derecha, los hallazgos posquirúrgicos demostraron endometriosis inguinal. Varios meses después, la masa inguinal reapareció produciendo dolor moderado durante la menstruación. A l edad de 22 años consultó a otro ginecólogo y fue diagnosticada de endometriosis inguinal recurrente basándose en la historia de endometriosis inguinal y la existencia de dolor recurrente durante la menstruación. Se administró tratamiento con análogos GnRH mensual durante 6 meses, La masa disminuyó durante el tratamiento con análogos pero reapareció al finalizar el tratamiento.
En el examen inicial en nuestra clínica existía una masa a nivel inguinal derecho. El contenido de la hernia se palpaba como una masa elástica con dolor a la palpación. El examen ginecológico mostraba vagina y cervix uterino normal. La eco transabdominal mostraba una masa sólido-quística de 6 cm de diámetro en la región inguinal derecha. El útero estaba desviado a la izquierda y el ovario derecho se encontraba alojado del útero. La RMN demostró una masa inguinal derecha que contenía una masa sólido-quística. La masa en el saco herniado presentaba una apariencia homogénea pero mostraba una alta intensidad en T2 en el núcleo de la masa. La apariencia de la imagen inguinal en la RMN era similar al cuerpo uterino. El TAC mostró la ausencia del riñón derecho. El nivel de CA 125 era de 91.8 U/ml. En vista de los resultados se diagnosticó de hernia inguinal incarcerada conteniendo cuerno uterino rudimentario y endometriosis.

La laparoscopia mostró un cuerno izquierdo con apariencia normal de trompa y ovario izquierdo. No se apreció endometriosis en l cavidad abdominal. No se veía el cuerno derecho. La trompa derecha y el ovario derecho estaban fuertemente adheridos al orificio inguinal derecho. Se realizó una incisión inguinal sobre la cicatriz previa. Cuando se abrió el saco inguinal se hallo una masa quística con liquido achocolatado. Tras la exéresis de la masa quística se halló un cuerno uterino rudimentario de 3.5 cm de longitud. Tanto el cuerno rudimentario derecho como el ligamento redondo derecho se resecaron. La trompa derecha se resecó via laparoscópica. Se realizó una hernioplastia usando una malla de propileno.
La paciente tuvo un postoperatorio normal. El cuerno uterino de 3,5 tenía una cavidad tapizada por tejido endometrial normal pero no tenia comunicación con el útero unicorne intraabdominal. Microscópicamente, el quiste estaba tapizado por múltiples macrófagos con hemosiderina y se apreciaron glándulas endometriales en la pared quística, compatible con endometriosis.

Comentario
La mayoría de los casos con endometriosis evolutiva se piensan que están causados por progresión de la endometriosis pélvica siguiendo el ligamento redondo a través del canal inguinal. En nuestro caso la endometriosis solo se encontraba en el saco herniario. Parece como si la anomalía uterina fuese la causa de la endometriosis inguinal. El reflujo de la sangre menstrual debido a la incarceración del útero funcionante pudo ocurrir en el saco herniario, debido a que la porción proximal de la trompa se había resecado en la cirugía previa. La patogénesis en nuestro caso podría explicarse por la teoría de la implantación del endometrio.
Debe pensarse en el síndrome de insensibilidad a los andrógenos en una paciente con genitales externos femeninos y masa inguinal, esas pacientes tienen una mayor incidencia de hernia inguinal. En nuestra paciente, la presencia de vagina, útero y menstruaciones regulares obviamente lo diferenciaba de los síntomas hallados en pacientes con insensibilidad a los andrógenos. La anomalía uterina en este caso era un útero unicorne intraabdominal con otro útero rudimentario funcionante no comunicante en el saco herniario inguinal. El útero unicorne se asocia frecuentemente a agenesia renal.
La hernia uterina inguinal se encuentra generalmente en mujeres con genitales ambiguos, siendo mucho menos frecuente en el fenotipo femenino. En la revisión de la literatura médica solo hemos encontrado 7 casos de hernia uterina inguinal en los que además se pudieron estudiar los órganos genitales internos. En todos los casos incluidos el nuestro existía anomalía uterina. Variando desde moderada a severa. Riggall describió el caso de una paciente con una hernia uterina inguinal asociada a agenesia vaginal y un cuerno rudimentario intraabdominal en el lado opuesto al de la hernia. Deutschman describió un caso de agenesia vaginal con cuernos rudimentarios, ambos localizados en el saco herniario. A diferencia de esos dos casos, nuestra paciente tenía un útero unicorne funcionante, vagina normal, menstruación y cuerno rudimentario funcionante. Existen dos casos publicados acerca de hernia inguinal conteniendo útero y trompa que fueron repuestos durante la infancia, aunque no se documentaron posible anomalías uterinas. Según esto, no puede destacarse que la hernia ocurra durante el desarrollo fetal. En nuestro caso, nuestra paciente fue sometida a cirugía por hernia inguinal a la edad de 1 año. De las 8 mujeres con hernia uterina inguinal, 3 de los úteros herniados eran funcionantes. La duración de la incarceración del útero funcionante es importante para el desarrollo de la endometriosis.
En conclusión, describimos un caso muy raro de hernia inguinal que contenía un cuerno uterino rudimentario funcionante y endometriosis. Es importante tener en cuenta que estos casos se acompañan frecuentemente de anomalías uterinas. En nuestro caso, además, el reflujo de sangre menstrual desde el cuerno funcionante en el saco herniario fue el factor causal para el desarrollo de endometriosis inguinal.

lunes, 4 de mayo de 2009

Divertículo uterino

del artículo Uterine Diverticulum
Obstetrics and Gynecology vol 113, No2, Part 2 February 2009

El divertículo uterino es un anomalía rara. Puede dividirse en divertículo verdadero y en secundario. Un divertículo uterino verdadero es una anomalía del desarrollo extremadamente rara de la que solo se han descrito 3 casos. Umezaki sugirió que la zona de debilidad en la pared se desarrollaba debido a un fallo de fusión de los conductos mullerianos en un área localizada de la línea media en la fase final del desarrollo uterino, esta zona se dilata durante el embarazo y parto lo que da origen al divertículo. Engel propone como causa una duplicación local de la zona distal de uno de los conductos mullerianos en uno de los lados. El divertículo uterino verdadero puede asociarse a dismenorrea, sangrado uterino anormal y a embarazo ectópico en el divertículo.

CASO CLÍNICO
Primigrávida de 20 años referida a nuestro centro para evaluación de ecografía anormal a las 22 semanas de gestación. La paciente tenia una historia ginecológica normal, con reglas regulares y sin historia de sangrado intermenstrual, infecciones, dolor pélvico, infertilidad, embarazos anteriores o procedimientos quirúrgicos. En la eco transabdominal el cervix estaba cerrado y media 4,6 cm. Posterior al cervix se encontraba una estructura quística, llegándose a pensar en un posible segundo cervix con bolsa prominente. No se apreció cordón ni partes fetales en la bolsa prominente.
En el examen físico, la paciente tenia genitales externos normales, cervix sin evidencia de un segundo cervix o septo vaginal. En la palpación el cervix era largo y el Douglas estaba ocupado. El tamaño uterino era acorde a la edad gestacional. Debido a la discordancia de hallazgos entre la ecografía y el examen físico, se solicitó una RMN.
En la RMN se apreció un útero unicorne unicollis además de un divertículo de 6,5 cm relleno de liquido que emergía de la zona lateral izquierda del segmento uterino, pegado al OCI y que mostraba continuidad con el saco amniótico. El divertículo se extendía posterolateralmente a nivel recto-uterino pero no comprimía el recto y estaba separado de la vagina. Revisando la ecografía previa se confirmó que el divertículo se había confundido con un segundo cervix con protusión de membranas. La paciente estaba asintomática por lo que se sometió a una ecografía ambulatoria cada 2 semanas. De la semana 22 a la 30 de gestación hubo una leve disminución en el tamaño del divertículo pero el grosor de la pared permanecía estable en 3 mm.
A la semana 31 la paciente se presento con perdida de liquido por vagina, spotting y contracciones uterinas dolorosas. La monitorización fetal mostró feto reactivo y contracciones uterinas regulares. La bolsa estaba integra. En la ecografía transvaginal la membrana amniótica se había separado de la pared del divertículo, observandose un material heterogéneo tras ella. Se le administro betametasona para maduración pulmonar y fue dada de alta una vez pararon las contracciones.
A los 4 días ingresó nuevamente con pérdida de líquido y contracciones dolorosas. El cervix había cambiado de largo, cerrado y alto a 1cm, borrado un 90%. Con el divertículo palpable inferior y posterior a la presentación fetal. Debido a la prematuridad, a la posición del divertículo y a la posibilidad de rotura del mismo, se sometió a la paciente a una cesárea. La exploración tras el parto reveló que el divertículo estaba situado posterolateralmente, que tenía una pared fina y que estaba tapizado de endometrio y comunicado con la cavidad uterina por una apertura de 2 cm. Tras el cierre de la incisión uterina, el útero se contrajo y el divertículo se hizo difícil de palpar.
La paciente tuvo un postoperatorio normal. A las 6 semanas posparto se repitió una eco que demostró liquido en la cavidad endometrial que se comunicaba con el divertículo localizado a nivel posterolateral izquierdo y que media 1,5 x 1,6 x 0,8. La RMN mostró hallazgos similares. La paciente fue avisada de que en embarazos posteriores debía acudir para una evaluación clínica precoz para asegurarse de que el embrión no se alojaba en el divertículo. Debía estar estrechamente controlada y podía ser candidata a repetir la cesárea o a intentar parto vaginal dependiendo de la evolución del embarazo y de la posición del divertículo. Se le avisó de que debería de contactar con su médico si desarrollaba sangrado irregular tras completar la lactancia debido a que el flujo menstrual podría coleccionarse en el divertículo y suponer una causa de sangrado intermenstrual o de infección.

COMENTARIO
Este caso supone el diagnóstico de un divertículo uterino durante el embarazo mediante ecografía y RMN. Los divertículos cervicales y uterinos han sido descritos como malformaciones congénitas así como secundarios a traumatismos o instrumentación cervical o uterina.
Se han descrito 5 casos de divertículos uterinos secundarios a cesárea. Esos divertículos aparecen en áreas de debilidad de la pared uterina a nivel de la cicatriz de la cesárea y están recubiertos de tejido conectivo. Fisher publicó el caso de una mujer de 35 años que se presentó con sangrado irregular, la eco mostró una masa quística extrauterina, anterior, que se pensó que correspondía a un defecto de la cicatriz de la cesárea. La histología demostró un divertículo endometrial.
Aunque la rotura del divertículo es rara, hay demasiados pocos casos de divertículos en el tercer trimestre del embarazo como para permitir a un caso el someterse a parto. La cesárea se planteó debido a que el divertículo obstruía el descenso fetal y debido al riesgo de aumento del tamaño del divertículo durante el trabajo de parto con el aumento de riesgo de rotura. El diagnóstico de divertículo uterino o cervical debe distinguirse del de saculación uterina, que ocurre cuando el útero se distiende por destrucción de la pared uterina debido a invasión trofoblástica. Esas saculaciones contienen partes fetales, placenta o ambos y pueden acompañarse de malposiciones fetales, disfunción en el trabajo de parto hemorragia posparto debido a retención placentaria o rotura uterina. Las pacientes tienden a tener una pared más fina que los divertículos.
Nuestro caso se considera un divertículo verdadero debido a su conexión con el útero por una zona estrecha y a estar tapizado por endometrio. La etiología se sospecha que es congénita debido a que la paciente era primigesta y no tenía manipulación cervical o uterina previa. No intentamos la escisión del divertículo porque el riesgo quirúrgico de realizarlo en el momento de la cesárea era alto debido a la localización del divertículo. Por lo tanto, no tenemos confirmación histológica de que se tratase de un verdadero divertículo . Esperábamos que el divertículo disminuyera de tamaño posparto, permitiendo una cirugía menos invasiva.
Debido a que la paciente está asintomática, no esta actualmente interesada en ningún tratamiento.
En conclusión, hemos publicado un caso muy raro de divertículo uterino congénito. El resultado del embarazo fue favorable con manejo expectante. La RMN nos ayudó a definir el divertículo así como confirmo la obstrucción para el parto. Se debe considerar el diagnostico de divertículo ante una masa quística protuyendo en el útero durante el embarazo

lunes, 20 de abril de 2009

Piomioma Postparto

del articulo Postpartum Pyomyoma
Journal of the National Medical Association jun 2005; 97,6

Los miomas son tumores uterinos benignos muy frecuentes. Se han descrito en el 25% de las mujeres americanas caucásicas y en un 50% de las afro americanas. Su verdadera incidencia es desconocida, pero se han hallado cifras en torno al 50% en estudios de necropsias. A pesar de la alta incidencia de miomas en mujeres de edad reproductiva, solo complican el 2 % de los embarazos. El piomioma es una rara complicación derivada del infarto e infección de un mioma. Sin una fuerte sospecha clínica y una rápida intervención quirúrgica pueden aparecer complicaciones graves. Desde 1945 solo se han descrito 15 casos, la mayoría en embarazadas posmenopáusicas tras infecciones ascendentes. Este articulo describe un piomioma que se presenta como un aumento posparto de un mioma previamente conocido. Este caso es único ya que esta paciente no se sometió a histerectomía durante la laparotomía. A los 6 meses del tratamiento la paciente tenia un patrón menstrual normal.
Caso clínico
Mujer afro americana de 29 años G1P1 que se presenta a los 21 días posparto, había tenido parto vaginal de varón 3260 con APGAR 9-9. Durante el embarazo había sufrido de hipertensión y presentaba un mioma. A los 7 días posparto la paciente acudió a otro centro medico con disuria y fiebre. Se diagnosticó de infección urinaria y fue tratada con 3 días de trimetropin sulfametoxazol. La paciente acudió a nuestro centro con historia de masa abdominal en crecimiento rápido durante los últimos 14 días, además presentaba fiebre, nauseas, vómito y dolor abdominal y pélvico. Negaba relaciones sexuales previas así como instrumentación uterina previa al cuadro clínico.

Examen general
Sus constantes eran Tª 39,3 ºC, pulso 115 lat/min, TA 131/71 y frecuencia respiratoria 23 /min. El examen abdominal revelaba una masa en la línea media como de 34 semanas de gestación, no ascitis, no hígado palpable, no bazo palpable ni dolor costovertebral. Excepto por la taquipnea y la taquicardia, el examen cardiorrespiratorio era completamente normal. El examen pélvico mostraba una masa de unos 30 cm sensible en la zona fundica derecha que se extendía al hipocondrio derecho.
Los test de función renal y hepática eran normales. La analítica de sangre mostraba Hb 9,9, Hcto 29% y 33.000 leucocitos. La ecografía mostraba una masa de 27 x 30 sin liquido libre en Douglas. El TAC mostraba un útero pequeño con una masa quística compleja de 15 x 17 x 25 que se extendía a cuadrante superior derecho y con calcificaciones periféricas. Se observaron grandes cantidades de liquido libre en hemiabdomen superior.
El diagnóstico inicial fue el de endometritis posparto con mioma degenerado. A pesar del tratamiento intravenoso durante 5 días a base de ampicilina + metronidazol + gentamicina la masa creció hasta los 40 cm con aumentos persistentes de la temperatura hasta los 38,9 ªC. Los cultivos de sangre y orina fueron negativos. Los marcadores tumorales CEA, CA 125 y CA19,9 eran normales.
Al 6º día de ingreso la paciente se sometió a exploración quirúrgica. Los hallazgos fueron 1000 CC de liquido purulento espeso amarillento y maloliente, distintos abscesos purulentos, útero involucionado como de 18-20 semanas y una masa que protuía desde la región fundica derecha hacia el hemiabdomen superior, los anejos eran normales. Tras la lisis de las adherencias se disecó la masa del útero. Tras la realización de lavado abundante se evaluó el intestino y se procedió al cierre.

El postoperatorio fue favorable. Se continuó con tratamiento antibiótico durante 7 días. Se le dio el alta al 8º día postoperatorio. La pieza era una masa de 2700 gr de 24 x 18 x 9 cm amarilla, necrótica, con pared de 2 cm de grosor y que emanaba pus. El diagnóstico definitivo: piomioma con inflamación crónica y aguda y formación de absceso; leiomioma con necrosis coagulativa central. Se obtuvieron muestras para cultivo aeróbico y anaeróbico sin obtenerse crecimiento bacteriano. A las 6 semanas postoperatorio la paciente tenia un útero como de 14 semanas y las reglas eran normales.

Discusión
Desde su primera descripción en 1871 se han descrito 90 casos de piomioma incluyendo este. Hasta 1945 solo se habían publicado 15 casos, 3 en premenopáusicas no gestantes, 5 en posmenopáusicas y 7 asociadas al embarazo. Los leiomiomas se pueden infectar por una siembra bacteriana de los focos necróticos . esto ocurre debido a la insuficiencia vascular en pacientes posmenopáusicas o por hemorragia o necrosis durante el embarazo. El mioma infectado puede manifestarse como masa abdominal o pélvica dolorosa, como bacteriemia como origen claro o como abdomen agudo debido a su rotura intraabdominal. El estudio de los publicado confirma la dificultad del diagnostico precoz del piomioma debido a sus síntomas inespecíficos. Los piomiomas tras embarazo o aborto se desarrollan de manera insidiosa durante días o semanas como resultado de la extensión de una infección desde la cavidad uterina, desde estructuras adyacentes, o por diseminación vía hematógena o linfática. En nuestra paciente, el piomioma se pudo desarrollar por inoculación intrauterina tras la extracción manual de la placenta. Los microorganismos asociados a la producción del piomioma son: Clostridium sp, Staphylococcus aureus, Streptococcus milleri, Streptococcus Haemoliticus, Proteus sp, Serratia.
Han sido descritos 6 casos de piomioma asociado al embarazo. 1 Un piomioma se desarrollo tras un aborto espontáneo del segundo trimestre 2 Otra paciente tuvo una muerte fetal intrauterina con aborto séptico del segundo trimestre previo a desarrollar el piomioma. 3 Una mujer cuyo embarazo se complico con parto pretérmino y que padeció rotura uterina desarrollo un piomioma posterior. 4 Otro de ellos se desarrollo tras una interrupción voluntaria del embarazo con hemorragia. 5 Otro como complicación del embarazo de una adicta a drogas vía parenteral. 6 El sexto caso apareció como complicación de un embarazo de curso normal. Todos requirieron exploración abdominal e histerectomía abdominal total salvo en el ultimo caso en el que se practicó una miomectomía vaginal.
El diagnostico inicial en estos pacientes suele ser degeneración del mioma y endometritis posparto. El tratamiento conservador estándar de los miomas degenerados incluye analgésicos, pack de hielo y descanso en cama. El tratamiento estándar para la endometritis posparto se basa en antibióticos intravenosos. Este caso supone el primer caso publicado que requiere exploración abdominal, presencia de extenso material infeccioso, miomectomía, lisis de adherencias, y lavado pélvico y abdominal con el fin de conservar útero, trompas y ovarios.El diagnóstico diferencial del piomioma incluye cualquier masa pélvica asociada a signos de infección (ej: piometra, absceso tuboovárico, masas anexiales..) o patología maligna. En las embarazadas, el diagnóstico diferencial abarca abortos espontáneos, ectópico infectado y degeneración del mioma. Aunque los piomiomas son raros, debemos sospecharlo en pacientes con miomas, fiebre de origen desconocido y dolor abdominal. Como se observa en este caso y en otro publicado, la presencia de piomioma no conduce irrevocablemente a la histerectomía, con un tratamiento adecuado algunas pacientes pueden conservar su útero.

viernes, 17 de abril de 2009

Ectopico Bilateral

del articulo Simultaneous Bilateral Tubal Pregnancy after In Vitro Fertilization and Embryo Transfer
Taiwan Journal Obstetrics and Gynecology September 200 vol 47 No·3

Es bien sabido que los embarazos ectópicos ocurren con más frecuencia tras la FIV y técnicas similares. Se han argumentado múltiples teorías acerca de la implantación ectópica tras la transferencia de embriones. Dentro de los factores potenciales se incluyen la posibilidad de inyección directa de embriones en la trompa de Falopio, contracciones uterinas provocadas por el catéter de transferencia y el volumen de medio de transferencia. Steptoe y Edwards publicaron el primer caso de FIV que concurrió en gestación ectópica. La alta incidencia de ectópico asociado a FIV-TE continua siendo un problema, pero el embarazo ectópico bilateral simultaneo continua siendo una rareza.
Presentamos el caso de una mujer de 27 años sometida a FIV con embarazo ectópico bilateral y ausencia de embarazo intrauterino tras transferencia de 3 embriones.

CASO CLINICO
Paciente de 27 años con historia de 6 años de infertilidad. Había sido tratada con inductores de la ovulación e inseminación con semen de la pareja en 3 ocasiones sin resultado positivo. Previo a acudir a nuestro centro de reproducción, una histerosalpingografía demostraba trompas permeables y una buena cavidad uterina. La determinación hormonal basal era normal y la ecografía transvaginal mostraba ovarios poliquísticos bilaterales y útero normal al tercer día del ciclo. El análisis del semen de la pareja mostraba oligoteratoastenospermia (8.000.000 con buena movilidad 25% y morfología normal en el 1%)
La paciente se sometió a dos ciclos de FIV sin resultado. En su tercer ciclo recibió un protocolo largo de agonista GnRH desde la mitad de la fase lutea `previa seguido de FSH recombinante y HCG desde el tercer día del ciclo menstrual. El desarrollo folicular fue seguido por estradiol plasmático y control ecográfico folicular desde el 6º dia del ciclo. En el dia 12 cuando el nivel de estradiol era de 1,896pg/mL se le administraron 10.000 UI de HCG IM. Se procedió a la punción folicular a las 36 horas bajo control ecográfico obteniendo 7 oocitos. Se procedió a ICSI y 3 embriones D3 fueron transferidos usando un catéter Wallace. La fase luteo se mantuvo con HCG. A los 32 dias tras la transferencia, acudió a nuestro centro aquejada de dolor abdominal y sangrado genital. La ecografía transvaginal revelo un embarazo ectópico de 30x16mm que contenía un embrión con un CRL de 4mm y con MC positivos alojado en la trompa derecha y un segundo ectópico de 28x17 alojado en la trompa izquierda. El nivel de BetaHCG era de 3,091 UI/L . Se realizo una laparoscopia confirmando el diagnostico de embarazo ectópico bilateral. Ambos estaban íntegros y localizados en la zona itsmico-ampular. Se realizo una salpingostomía bilateral y legrado. El postoperatorio transcurrió sin incidencias. El examen anatomopatológico revelo vellosidades coriales y tejido placentario en ambas trompas, lo que concuerda con el diagnostico de ectópico bilateral. El resultado del legrado revelaba el signo de Arias-Stella sin vellosidades coriales.

DISCUSION
Múltiples factores de riesgo están asociados al embarazo ectópico, incluyendo factor tubárico (salpingitis, cirugía tubárica, esterilización, ectópico previo) anomalías del cigoto, factor ovárico, hormonas exógenas y adherencias pélvicas. El ectópico tubárico tras FIV-TE esta claramente documentado, pero el ectópico bilateral solo se ha descrito en pocas ocasiones.
El incremento de riesgo de ectópico tras FIV-SE TE ha confirmado en varios estudios. Marcus y Brinsden publicaron 6 ectópicos bilaterales entre 135 ectópicos tras FIV-TE. La técnica de transferencia de embriones, el número y l calidad de los embriones transferidos, la situación pélvica y tubárica, el ambiente hormonal y la superfecundación son factores de riesgo bien conocidos. Un medio de transferencia excesivo o una inserción incorrecta del cateter pude llevar a una dispersión embrionaria llamado efecto “spray and Drift”. El volumen del medio de transferencia se sabe que es uno de los factores relacionados con el ectópico tras FIV-TE. Lee et al recomiendan que el volumen de medio de transferencia no debe superar los 20 nl. También parece razonable afirmar que independientemente el mecanismo relacionado, el riesgo será mayor si se transfiere un mayor número de embriones. En los pocos casos publicados de ectópico bilateral tras FIV-TE, se transfirieron más de dos embriones. Además, una producción hormonal anormal y/o la administración exógena de hormonas puede tener su importancia en favorecer el ectópico. Esto puede ser debido al efecto relajante de la fibra muscular lisa de la progesterona. Hay también múltiples publicaciones que sugieren que el uso de análogo GnRH puede asociarse a mayor tasa de ectópicos en pacientes sometidas a FIV-TE.
La técnica más importante para el diagnóstico del ectópico es la ecografía transvaginal de alta resolución. Generalmente, si el nivel sérico de betaHCG es mayor de 1500-2000 UI/L sin saco gestacional intrauterino, la paciente es catalogada como embarazo ectópico. La ausencia de embarazo intrauterino con niveles de betaHCG en aumento se correlaciona con un embarazo de curso anormal, pero no distingue entre aborto y ectópico. Cuando el valor inicial de la betaHCG es bajo, puede usarse la determinación seriada de betaHCG para determinar cuando un embarazo es viable o cuando se resuelve espontáneamente.
El aumento mínimo de un embrazo viable de la betaHCG es del 53% en 2 dias y el descenso mínimo en un aborto espontáneo se cifra entre un 21-35% en dos dias dependiendo desnivel inicial. Un aumento o descenso de betaHCG menor de estos valores es sugestivo de embarazo ectópico. El 90,9 % de los ectópicos pueden ser adecuadamente diagnosticados usando una ecografía transvaginal previa a la cirugía.
Esta paciente no presentaba historia de cirugía o ectópico previo. Un nivel alto de estradiol (1896 pg/mL) en el dia de la administración de la HCG y el soporte de la fase lutea con HCG pueden considerarse factores de riesgo. Se transfirieron 3 embriones, sin dificultad a la hora de insertar el cateter de Wallace en la cavidad y con una cantidad de medio de transferencia adecuada. Se piensa que la causa más probable relacionada con el ectópico bilateral en este caso fue el efecto “spray”.
Con respecto al tratamiento quirúrgico del ectópico, los beneficios de la salpinguectomía con respecto a la salpingostomía son inciertos. En m en edad reproductiva con embarazos tubáricos, se prefiere la salpingostomía. La salpinguectomía es un mejor tratamiento para mujeres con trompas severamente dañadas, ectópico recurrente en la misma trompa, sangrado incontrolable tras la salpingostomía, embarazos tubáricos grandes (mayor de 5 cm) embarazos heterotópicos y para mujeres con sus deseos genesicos cumplidos. En este caso, tras el hallazgo ecográfico, se practicó una salpingostomía bilateral ya que ninguna de las trompas estaba severamente dañada y eran menores de 5 cm. Desafortunadamente, la salpingostomía bilateral no puede prevenir totalmente los embarazos ectópicos subsecuentes.
Debido a que las mujeres sometidas a FIV tienen alto riesgo de ectópico, el screening con ecografía transvaginal y determinación de betaHCG es obligatorio. Aunque la incidencia de ectópico bilateral no es alta, tanto ecografistas como cirujanos deben examinar ambas trompas cuando se diagnostica un ectópico, especialmente en pacientes sometidas a FIV.

lunes, 9 de marzo de 2009

Gossypiboma: material textil quirúrgico retenido

del articulo Gossypiboma revisited: a case report and review of the literature
Journal of the Royal College of Surgeons of Edinburgh 43, December 1998, 417—418

El Gossypiboma o material textil quirúrgico retenido es una entidad rar que se debe evitar. En este caso se presenta como una masa abdominal crónica que simulaba un tumos primario intestinal.

CASO CLINICO
Mujer de 28 años que se presenta con cuadro de dolor recurrente a nivel suprapúbico. Había sido sometida a cesárea 6 meses antes. El examen físico rebelaba una masa abdominal palpable que se extendía desde pelvis hasta por encima del ombligo. El útero aparecía sensible y abultado y no existía evidencia de masas anexiales.
La paciente presentó un episodio inicial de dolor abdominal a las 4 semanas posparto y la ecografía realizada en ese momento fue básicamente normal. La ecografía pélvica en este segundo episodio mostraba una gran masa quística a la derecha de la línea media que media 10x7x11 cm con una ecogenicidad interna ondulada e irregular. La variación de la dirección de la sonda demostraba una estructura interna laminada con sombra acústica posterior variable.
Los marcadores tumorales ováricos CEA y CA 125 eran ambos normales. La paciente se sometió a intervención quirúrgica con diagnóstico de presunción de tumor ovárico. En la laparotomía, se apreció una gran masa firmemente adherida a la parte terminal del intestino delgado y al colon derecho con reacción ganglionar evidente. El útero y ovarios asi como la vesícula eran normales. Pensando que la masa podía ser maligna, fue movilizada y resecada en bloque, requiriendo disección del ileon afectado así como de parte del colon derecho. La incisión de la masa tras la resección reveló alrededor de 2 litros de liquido seropurulento amarillo y un paño utilizado de taponamiento durante la laparotomía adherido a la pared interior de la cavidad del absceso formado. La evolución posquirúrgica fue favorable y la paciente fue informada de la naturaleza de la masa.

DISCUSIÓN
El Gossypiboma o material textil quirúrgico retenido (Gossypium: del latin algodón; Boma: del Kishwahili escondrijo) aunque poco común es una situación que tiende a ocultarse. Existe un incremento en su reconocimiento debido al influjo de pacientes procedente de países donde no existe una normativa común en cuanto al material textil quirúrgico y a la necesidad de portar tiras radioopacas.
La presentación puede ser aguda o relativamente tardía. Las agudas habitualmente presentan un curso séptico con formación de abscesos o granulomas. Las presentaciones tardías pueden ser meses o incluso años tras la cirugía, con formación de adherencias y encapsulación. La mayoría se presentan como una masa o una obstrucción intestinal subaguda, aunque muy raramente pueden dar lugar a una fístula, perforación o incluso extrusión.
El diagnóstico se hace generalmente por una Rx simple que mostrará el patrón espiral típico de las tiras radioopacas. La desintegración y fragmentación el material radioopaco puede ocurrir con el pasar del tiempo. En este caso hay que remarcar la importancia del uso de las técnicas de imagen convencionales como primera línea en la investigación del dolor de origen ginecológico. La practica standart entre los ginecólogos es usar la ecografía como la primera herramienta de investigación y en este caso una simple Rx abdominal habría hecho el diagnostico y habría evitado la resección intestinal.
La eco de los paños quirúrgicos retenidos puede presentar muy diferentes patrones, con una estructura ecogénica ondulada dentro de una masa quística y con sombra acústica posterior que varia según la dirección del sonido. En nuestra paciente, el diagnóstico de presunción de carcinoma ovárico se basó en una incorrecta interpretación de los hallazgos ecográficos.
El TAC puede mostrar gas atrapado entre las fibras del paño quirúrgico, calcificación en la pared de la cavidad en casos de larga evolución y un realce del contraste del borde. Todos estos hallazgos pueden ser indistinguibles de los de otro absceso intraabdominal. Generalmente la RMN muestra una masa con variación en la intensidad de la señal dependiendo de la cantidad de liquido y proteínas acumuladas. La cápsula tiende a tener baja intensidad de señal tanto en T1 como en T2.
La prevención del Gossypiboma es mejor que el tratamiento. Durante la laparotomía debe examinarse el abdomen en búsqueda de taponamientos retenidos, instrumentos y compresas, especialmente cuando los taponamientos se usan en zonas alejadas de aquellas de la cirugía principal. Es más fácil que ocurra, por ejemplo, cuando se coloca un taponamiento en el cuadrante superior izquierdo tras la movilización de la flexura esplénica durante una resección anterior baja.
La revisión de la hoja operatoria de la cesárea y la discusión con el cirujano no aclaró como se quedó el taponamiento. Probablemente se utilizó durante el cierre y no se contabilizó en el contaje de material. La mayoría de los casos de gossypiboma publicados tienen contaje de material correcto. Esto da importancia a las guías de contaje de material quirúrgico establecidas por el colegio de cirujanos de Inglaterra, como el evitar el uso de taponamientos para el cierre de las fascias, que es lo que probablemente sucedió en esta paciente.
Se recomienda repetir los contajes cuando hay cambio en el personal de quirófano. La Rx en situaciones especiales como los politraumatizados también deben tenerse en cuanta especialmente cuando se precisa de varios especialistas y cuando se realizan varios procedimientos.
Si el diagnóstico es precoz, la resolución guiada por eco (con drenaje percutaneo del absceso) o incluso por laparoscopia son posibles. Las consecuencias medicolegales son de extrema importancia.

lunes, 23 de febrero de 2009

Fistula Vesico-uretro-Vaginal Complicada

Del articulo Complicated Vesico-Urethravaginal Fistula
J Turkish-German Gynecology Association vol 9(4):2008

Introducción
El manejo de las fístulas uretrovaginales y de las fístulas vesicovaginales complicadas representan un gran reto. La fístulas uretrovaginales y las vesicovaginales complicadas se encuentran con muy poca frecuencia en los paises desarrollados. Se consideran fístulas complicadas las fístulas mayores de 3 cm, las asociadas a radioterapia o malignidad, las que afectan al trígono, el cuello vesical o la uretra. La simple reparación anatómica de esas fístulas no da resultados prometedores y debe evitarse. Presentamos el caso de una fístula uretrovesicovaginal amplia de 15 años de evolución que se reconstruye mediante escisión de la fístula, reparándola con un colgajo de pared vaginal lateral y reforzándola con un colgajo Martius.
Caso Clínico
Mujer de 50 años, grávida 5 , para 4 que acudió por perdida continua de orina. Sus partos tuvieron lugar en casa y posteriormente comenzó con la pérdida de orina. En el examen físico, presentaba una fístula que afectaba al cuello de la vejiga y a casi la totalidad de la uretra, respetando unos pocos milímetros de uretra distal. La pielografía intravenosa reveló una pequeña vejiga contraída y la fístula. El sistema urinaria superior incluido los uréteres era normal. La paciente se sometió a corrección quirúrgica bajo anestesia general. Se introdujo un catéter de Foley desde el defecto a la base vesical y el balón se rellenó con 15 ml de suero fisiológico. Otro catéter se paso a través del meato remanente. Un colgajo vaginal con pedículo vascular se preparo al lado derecho y el tracto fistuloso fue incidido.. La base vesical se cerró con una sutura continua. Se realizó una incisión sobre el lado mayor derecho para la preparación del colgajo Martius y posteriormente se realizo el túnel para llevar el tejido subcutáneo a la vagina. La creación de este tunel se realizó con cuidado para proteger el aporte vascular del colgajo vaginal.. Se utilizó un catéter para realizo un tubo con el colgajo vascular, llevando posteriormente este catéter a la base de la vejiga. La anastomosis de la base vesical, el colgajo vaginal y el meato externo remanente se realizó con sutura de poliglactina. Previamente el colgajo Martius preparado previamente se colocó sobre la anastomosis.. El catéter se mantuvo durante 1 mes. La evolución posquirúrgica fue favorable.

Discusión
Aunque las fístulas uretrovaginales son raras en los países desarrollados, son una complicación frecuente del trauma obstétrico en los países en vías de desarrollo. También pueden aparecer tras operaciones que afecten a la uretra y la vagina como la diverticulectomía uretral o la reparación de la pared vaginal anterior, fracturas pélvicas, patología maligna vaginal o uretral (especialmente tras la radioterapia) y operaciones radicales como el Wertheim.
La vía de abordaje convencional para reparar las fístulas uretrovaginales es la transvaginal, usando frecuentemente un colgajo Martius para reforzar la reparación. Cuando el defecto es grande, las alternativas de tratamiento son limitadas. McKinney uso un colgajo libre de labio menor para tratar una gran fístula uretrovaginal. El papel de los autotrasplantes de mucosa oral se limitan a la reconstrucción uretral y la posibilidad de usarlos en las fístulas uretrovaginales no esta aun demostrado. . Se ha descrito que las fístulas uretrovaginales complejas pueden repararse por un colgajo muscular de los rectos anteriores.
Las fístulas que son inaccesibles desde la vagina puede requerir abordaje abdominal. El tratamiento laparoscopio de las fístulas vesicovaginales es otra opción útil, eficaz y mínimamente invasiva. Recientemente, el abordaje laparoscópico asistido por robotica se ha mostrado como una opción viable para una reparación exitosa de la fístula vesicovaginal.
Los resultados publicados de la reparación de la fístula uretrovaginal son limitados. Blaivas reviso los resultados en 24 mujeres con defectos del cuello cervical y uretrales. Con una tasa de éxito del 79% tras la cirugía inicial. Lee también describió una tasa de éxito del 92% tras la primera cirugía y del 100% tras la segunda. Goodwin y Scarino publicaron una tasa de éxito del 70% tras la primera intervención.Cada fístula es única y requiere un abordaje individualizado: es difícil describir un standart en la reparación de las fístulas. De cualquier forma, la clave para una reparación exitosa y evitar la tensión y el utilizar una técnica cuidadosa. Los autores creen que los procedimientos de continencia deben evaluarse y planearse tras la corrección de las fístulas complejas. Los grandes defectos que afectan a la base de la vejiga pueden ser reparados por la técnica previamente descrita. El colgajo de Martius sobre la anastomosis refuerza esta y puede contribuir a la continencia de la paciente.

sábado, 31 de enero de 2009

Endometritis Xantogranulomatosa

del articulo Endometritis Xantogranulomatosa
Revista española de Patologia 2004, vol 37 Nº4 419-422

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INTRODUCCIÓNLa endometritis xantogranulomatosa es una entidad rara. Se describe un caso de endometritis xantogranulomatosa en una mujer postmenopaúsica de 74 años, que se presenta clínicamente como un piometra.
MATERIAL Y MÉTODOS
Mujer de 74 años, que es remitida a la consulta de ginecología para el estudio de una masa sólido-quística en la fosa ilíaca izquierda detectada casualmente en una ecografía abdominal que se había realizado para el estudio de una microhematuria. Una TAC abdómino-pélvica revela una colección líquida en la cavidad endometrial y un aumento del tamaño del cérvix sugestivo de neoplasia cervical. En una ecografía transvaginal se ve un útero con contenido líquido y con un endometrio engrosado. La exploración física muestra unos genitales externos, vagina y cérvix atróficos, y un pequeño pólipo endocervical. Se extirpa el pólipo endocervical y se realiza una biopsia endometrial, de la que se obtiene un material de coloración blanquecino-amarillenta y consistencia blanda. Se envía una muestra del mismo para cultivo, que resulta negativo. Ocho días después de la biopsia endometrial acude al servicio de urgencias por presentar flujo vaginal purulento. Tras el diagnóstico histológico de endometritis xantogranulomatosa se inicia tratamiento antibiótico con ciprofloxacina. Se repiten la ecografía vaginal y la biopsia endometrial a los dos y a los tres meses de la biopsia inicial, obteniéndose los mismos resultados. Nueve meses después de la última biopsia endometrial, la paciente tiene la misma imagen ecográfica.



RESULTADOSLas tres biopsias endometriales muestran hallazgos histológicos similares. Se observan
abundantes detritus celulares, correspondientes a la colección líquida de la cavidad endometrial, y fragmentos de un tejido inflamatorio constituido por sábanas de histiocitos espumosos, algunos de ellos cargados con hemosiderina, entremezclados con linfocitos, células plasmáticas, escasos leucocitos polimorfonucleares, y células gigantes multinucleadas de tipo cuerpo extraño en relación con agujas de colesterol. También se observan numerosos granulomasbien definidos constituidos por células epitelioides y células gigantes multinucleadas, sin evidencia de necrosis. Las tinciones de PAS y Ziehl-Neelsen son negativas.

DISCUSIÓN
La endometritis xantogranulomatosa es una entidad rara. Otros términos utilizados en los
casos publicados han sido piometra con reacción masiva de células espumosas, endometritis histiocítica, pseudotumor inflamatorio xantogranulomatoso, granuloma de colesterol y granuloma histiocítico con ceroide. Macroscópicamente es una lesión típicamente amarilla, friable, que puede asemejarse a un carcinoma. Microscópicamente se caracteriza por el reemplazamiento del endometrio por sábanas de histiocitos espumosos, que pueden contener o no hemosiderina y/o ceroide, entremezclados con cantidades variables de linfocitos, células plasmáticas, polimorfonucleares, células gigantes multinucleadas y agujas de colesterol. Las células histiocíticas pueden infiltrar dentro del miometrio.
No se han encontrado descritos granulomas en ninguno de los artículos de endometritis xantogranulomatosa revisados. Ladefoged y Lorentzen los describen en un caso de inflamación xantogranulomatosa afectando al parametrio derecho, trompa y ovario. Los granulomas uterinos son raros. Pueden ser focales, es decir, localizados en un único foco, o más raramente difusos. Los granulomas focales están marcadamente asociados a procedimientos quirúrgicos previos. Los granulomas difusos pueden representar una reacción local sin causa obvia o bien estar asociados a enfermedades granulomatosas sistémicas o a enfermedades infecciosas, especialmente a la tuberculosis. En el caso que se presenta no existen antecedentes quirúrgicos, la tinción de Ziehl-Neelsen es negativa, y la paciente no tiene síntomas constitucionales, por lo que los granulomas se encuadran en el contexto de la inflamación xantogranulomatosa. La endometritis xantogranulomatosa puede presentarse de forma aislada o acompañada de la inflamación xantogranulomatosa de las trompas y/o ovarios. El diagnóstico diferencial de la endometritis xantogranulomatosa hay que establecerlo con la malacoplaquia, el carcinoma endometrial y la reacción estromal de células espumosas.
El diagnóstico histopatológico de malacoplaquia requiere la presencia de cuerpos de Michaelis-Gutmann. La endometritis xantogranulomatosa puede semejar un carcinoma endometrial, por el aspecto macroscópico de un tejido amarillento friable, por el reemplazamiento del endometrio por sábanas de células, y por la extensión al miometrio que se produce a veces. Además la endometritis xantogranulomatosa puede estar asociada a un carcinoma de endometrio, por lo que un diagnóstico de endometritis xantogranulomatosa plantea más que excluye la posibilidad de un carcinoma. También hay que diferencia la endometritis xantogranulomatosa de la reacción estromal de células espumosas asociada a menudo con un carcinoma endometrial o con una hiperplasia endometrial, a veces con pólipos endometriales, y ocasionalmente con el endometrio proliferativo normal.
La mayoría de los casos de endometritis xantogranulomatosa publicados se han presentado clínicamente como un hematometra o piometra senil benigno, en mujeres postmenopaúsicas. Ocho pacientes tienen asociado un carcinoma endometrial y 6 de ellas han sido irradiadas previamente a la cirugía. Una paciente presenta un carcinoma de cérvix recidivado, tratado con radioterapia dos años antes. El piometra senil benigno es un síndrome clínico raro, más frecuente en mujeres postmenopaúsicas, cuya principal manifestación clínica es un flujo vaginal purulento o hemorrágico, ocasionalmente seroso, con o sin agrandamiento del útero. Puede haber asociado dolor abdominal o de la parte inferior de la espalda, pero generalmente no hay fiebre ni otras manifestaciones sistémicas de infección. No se considera que represente una infección, sino la acumulación de detritus como consecuencia de una estenosis cervical y/o una pérdida del tono y contractilidad del útero senil. En el 20-22% de los casos está asociado a carcinoma de endometrio. También puede estar asociado a otros trastornos uterinos y cervicales benignos. La histopatología típica del piometra senil benigno comprende atrofia endometrial, inflamación aguda y crónica y fibrosis miometrial. El tratamiento de elección es la dilatación y el drenaje, y la monitorización regular después del tratamiento inicial para detectar enfermedad persistente y recidivante, que ocurre en el 33% de los casos. Parece que la endometritis xantogranulomatosa es una expresión morfológica rara del piometra senil benigno. La inflamación xantogranulomatosa es probablemente una respuesta macrofágica a los detritus necróticos y hemorrágicos retenidos, comparable a la descrita en otros órganos como el riñón y la vesícula biliar. Por tanto, se consideran factores contribuyentes para el desarrollo de una endometritis xantogranulomatosa la inflamación, la necrosis tisular, la hemorragia y la obstrucción con estenosis