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lunes, 20 de abril de 2009

Piomioma Postparto

del articulo Postpartum Pyomyoma
Journal of the National Medical Association jun 2005; 97,6

Los miomas son tumores uterinos benignos muy frecuentes. Se han descrito en el 25% de las mujeres americanas caucásicas y en un 50% de las afro americanas. Su verdadera incidencia es desconocida, pero se han hallado cifras en torno al 50% en estudios de necropsias. A pesar de la alta incidencia de miomas en mujeres de edad reproductiva, solo complican el 2 % de los embarazos. El piomioma es una rara complicación derivada del infarto e infección de un mioma. Sin una fuerte sospecha clínica y una rápida intervención quirúrgica pueden aparecer complicaciones graves. Desde 1945 solo se han descrito 15 casos, la mayoría en embarazadas posmenopáusicas tras infecciones ascendentes. Este articulo describe un piomioma que se presenta como un aumento posparto de un mioma previamente conocido. Este caso es único ya que esta paciente no se sometió a histerectomía durante la laparotomía. A los 6 meses del tratamiento la paciente tenia un patrón menstrual normal.
Caso clínico
Mujer afro americana de 29 años G1P1 que se presenta a los 21 días posparto, había tenido parto vaginal de varón 3260 con APGAR 9-9. Durante el embarazo había sufrido de hipertensión y presentaba un mioma. A los 7 días posparto la paciente acudió a otro centro medico con disuria y fiebre. Se diagnosticó de infección urinaria y fue tratada con 3 días de trimetropin sulfametoxazol. La paciente acudió a nuestro centro con historia de masa abdominal en crecimiento rápido durante los últimos 14 días, además presentaba fiebre, nauseas, vómito y dolor abdominal y pélvico. Negaba relaciones sexuales previas así como instrumentación uterina previa al cuadro clínico.

Examen general
Sus constantes eran Tª 39,3 ºC, pulso 115 lat/min, TA 131/71 y frecuencia respiratoria 23 /min. El examen abdominal revelaba una masa en la línea media como de 34 semanas de gestación, no ascitis, no hígado palpable, no bazo palpable ni dolor costovertebral. Excepto por la taquipnea y la taquicardia, el examen cardiorrespiratorio era completamente normal. El examen pélvico mostraba una masa de unos 30 cm sensible en la zona fundica derecha que se extendía al hipocondrio derecho.
Los test de función renal y hepática eran normales. La analítica de sangre mostraba Hb 9,9, Hcto 29% y 33.000 leucocitos. La ecografía mostraba una masa de 27 x 30 sin liquido libre en Douglas. El TAC mostraba un útero pequeño con una masa quística compleja de 15 x 17 x 25 que se extendía a cuadrante superior derecho y con calcificaciones periféricas. Se observaron grandes cantidades de liquido libre en hemiabdomen superior.
El diagnóstico inicial fue el de endometritis posparto con mioma degenerado. A pesar del tratamiento intravenoso durante 5 días a base de ampicilina + metronidazol + gentamicina la masa creció hasta los 40 cm con aumentos persistentes de la temperatura hasta los 38,9 ªC. Los cultivos de sangre y orina fueron negativos. Los marcadores tumorales CEA, CA 125 y CA19,9 eran normales.
Al 6º día de ingreso la paciente se sometió a exploración quirúrgica. Los hallazgos fueron 1000 CC de liquido purulento espeso amarillento y maloliente, distintos abscesos purulentos, útero involucionado como de 18-20 semanas y una masa que protuía desde la región fundica derecha hacia el hemiabdomen superior, los anejos eran normales. Tras la lisis de las adherencias se disecó la masa del útero. Tras la realización de lavado abundante se evaluó el intestino y se procedió al cierre.

El postoperatorio fue favorable. Se continuó con tratamiento antibiótico durante 7 días. Se le dio el alta al 8º día postoperatorio. La pieza era una masa de 2700 gr de 24 x 18 x 9 cm amarilla, necrótica, con pared de 2 cm de grosor y que emanaba pus. El diagnóstico definitivo: piomioma con inflamación crónica y aguda y formación de absceso; leiomioma con necrosis coagulativa central. Se obtuvieron muestras para cultivo aeróbico y anaeróbico sin obtenerse crecimiento bacteriano. A las 6 semanas postoperatorio la paciente tenia un útero como de 14 semanas y las reglas eran normales.

Discusión
Desde su primera descripción en 1871 se han descrito 90 casos de piomioma incluyendo este. Hasta 1945 solo se habían publicado 15 casos, 3 en premenopáusicas no gestantes, 5 en posmenopáusicas y 7 asociadas al embarazo. Los leiomiomas se pueden infectar por una siembra bacteriana de los focos necróticos . esto ocurre debido a la insuficiencia vascular en pacientes posmenopáusicas o por hemorragia o necrosis durante el embarazo. El mioma infectado puede manifestarse como masa abdominal o pélvica dolorosa, como bacteriemia como origen claro o como abdomen agudo debido a su rotura intraabdominal. El estudio de los publicado confirma la dificultad del diagnostico precoz del piomioma debido a sus síntomas inespecíficos. Los piomiomas tras embarazo o aborto se desarrollan de manera insidiosa durante días o semanas como resultado de la extensión de una infección desde la cavidad uterina, desde estructuras adyacentes, o por diseminación vía hematógena o linfática. En nuestra paciente, el piomioma se pudo desarrollar por inoculación intrauterina tras la extracción manual de la placenta. Los microorganismos asociados a la producción del piomioma son: Clostridium sp, Staphylococcus aureus, Streptococcus milleri, Streptococcus Haemoliticus, Proteus sp, Serratia.
Han sido descritos 6 casos de piomioma asociado al embarazo. 1 Un piomioma se desarrollo tras un aborto espontáneo del segundo trimestre 2 Otra paciente tuvo una muerte fetal intrauterina con aborto séptico del segundo trimestre previo a desarrollar el piomioma. 3 Una mujer cuyo embarazo se complico con parto pretérmino y que padeció rotura uterina desarrollo un piomioma posterior. 4 Otro de ellos se desarrollo tras una interrupción voluntaria del embarazo con hemorragia. 5 Otro como complicación del embarazo de una adicta a drogas vía parenteral. 6 El sexto caso apareció como complicación de un embarazo de curso normal. Todos requirieron exploración abdominal e histerectomía abdominal total salvo en el ultimo caso en el que se practicó una miomectomía vaginal.
El diagnostico inicial en estos pacientes suele ser degeneración del mioma y endometritis posparto. El tratamiento conservador estándar de los miomas degenerados incluye analgésicos, pack de hielo y descanso en cama. El tratamiento estándar para la endometritis posparto se basa en antibióticos intravenosos. Este caso supone el primer caso publicado que requiere exploración abdominal, presencia de extenso material infeccioso, miomectomía, lisis de adherencias, y lavado pélvico y abdominal con el fin de conservar útero, trompas y ovarios.El diagnóstico diferencial del piomioma incluye cualquier masa pélvica asociada a signos de infección (ej: piometra, absceso tuboovárico, masas anexiales..) o patología maligna. En las embarazadas, el diagnóstico diferencial abarca abortos espontáneos, ectópico infectado y degeneración del mioma. Aunque los piomiomas son raros, debemos sospecharlo en pacientes con miomas, fiebre de origen desconocido y dolor abdominal. Como se observa en este caso y en otro publicado, la presencia de piomioma no conduce irrevocablemente a la histerectomía, con un tratamiento adecuado algunas pacientes pueden conservar su útero.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Inversio Uterina no Puerperal

Del articulo Nonpuerperal Uterine Inversion Associated With an Inmature Teratoma
Obstetrics and Gynecology vol 110, N2, part 2 August 2007

La inversión uterina no puerperal es rara, difícil de diagnosticar preoperatoriamente y parece asociarse a procesos malignos en mujeres jóvenes. Describimos un caso de inversión no puerperal en una adolescente asociada a un teratoma inmaduro

CASO
Mujer de 15 años que se presenta con sangrado uterino anormal y dolor. Presentaba hemoglobina de 5,5 mgr/dl y hematocrito del 18,8% así como un test de embarazo negativo. Su historia clínica incluía un aborto espontáneo 6 meses antes de su hospitalización, cuando la salida de tejido de cartílago fue interpretado como producto de aborto a pesar de tener un test de gestación negativo. No se realizo ningún otro procedimiento en ese momento aunque se le indico la píldora para tratar el sangrado vaginal que presentaba. La eco al ingreso demostró un útero de 13 x 6,9 x 7,6 con material heterogéneo entre un endometrio engrosado de 2,9 cm. Basándose en la historia de la paciente y en la ecografía se realizo el diagnostico de retención de producto de concepción llevando a la paciente a quirófano para exploración bajo anestesia general, dilatación y legrado.
El examen bajo anestesia general demostró una masa simulando endometrio y un tejido necrótico adherente con pequeños fragmentos de cartílago a nivel de vagina. La masa aparecía protuyendo a través del cervix dilatado sin objetivarse fundus y fue diagnosticada de inversión uterina no puerperal. Se realizo el legrado y e resultado anatomopatológico fue de miometrio con producto de concepción. Se administro nitroglicerina para intentar la reposición uterina utilizando la punta del dedo. La reposición no fue posible y se realizo una laparotomía que demostró una inversión uterina y trompas y ovarios dentro de la depresión creada por la inversión. Se intento el procedimiento de Hungtington de reposición que consiste en una tracción bilateral de los ligamentos redondos y fallo. Finalmente la maniobra de Haultain fue efectiva al incidir la pared uterina posterior en la zona de mayor grosor en el sitio de inversión y al traccionar posteriormente la zona invaginada con pinzas combinando la tracción con presión del fondo uterino desde abajo. El defecto uterino resultante de la incisión se corro usando sutura reabsorbible.
La evolución posquirúrgica fue favorable y el estudio anatomopatológico revelo un teratoma uterino inmaduro de alto grado. La paciente se derivo al servicio de oncológica ginecológica para el seguimiento posterior.

COMENTARIOS
La revisión del OVID desde 1996 a junio 2006 y la de Pubmed en las mismas fechas utilizando el concepto “inversión uterina” revelo un articulo publicado en el Gynecology Oncology en junio 2006 que describía 139 casos de inversión uterina no puerperal desde 1887 a octubre del 2004 además de la re4ferencia a otros 10 casos más. En general se presenta por encima de los 45 años y relacionado con miomas uterinos en el 85% de los casos. Otras causas incluyen sarcomas, cáncer endometrial y pólipos. Las pacientes suelen debutar con sangrado genital excesivo, que puede conducir a anemia y a la necesidad de transfusión, así como dolor pélvico, presión y disconfort abdominal. Un mecanismo de producción propuesto es que el tumor distiende la cavidad uterina, lo que irrita al útero que tiende a contraerse para expulsar el tumor, produciéndose la inversión.
Aunque es una entidad difícil de diagnosticar prequirurgicamente, la ecografía puede descubrirla. Desafortunadamente, debido a la rareza de la patología, generalmente la inversión uterina pasa desapercibida hasta el momento de la cirugía a no ser que exista un alto grado de sospecha. En nuestra paciente, en una visión retrospectiva de las imágenes parecía apreciarse una protuberancia en el cervix y en la zona superior de la vagina en el corte longitudinal lo que concuerda con la inversión uterina. El corte transversal revela una imagen en Diana o en “donut” en relación con la inversión de órganos tubulares, donde el miometrio exterior normal rodea al endometrio ecogénico interior. En el útero esta apariencia puede simular una hiperplasia endometrial o un carcinoma endometrial. La RMN juega un papel importante en el diagnostico de la inversión uterina.
Del total de 149 casos de inversión uterina no puerperal publicadas, solo 3 lo han sido en menores de 45 años. Lupovitch publico un caso de una chica de 26 años con un sarcoma endometrial diagnosticado previo a la cirugía en el que se hallo una inversión uterina no puerperal en el momento de la histerectomía radical. Case publicó una inversión en una chica de 21 años con un rabdomiosarcoma que se sometió al procedimiento de Haultain y posteriormente a una histerectomía debido a la rápida progresión de la enfermedad. Finalmente hay otro caso publicado en 1924 de una chica de 15 años con quiste Mulleriano que se trató con eversión, debido a cuando se publicó no se pudo confirmar la patología. Nuestro caso es el único en el que la inversión se asocia a un teratoma inmaduro del útero. Estos casos avalan la teoría de que la inversión uterina no puerperal en menores de 45 años se asocia a malignidad.En conclusión, la inversión uterina no puerperal en menores de 45 años es muy rara y se asocia a problemas malignos. Se requiere un alto grado de sospecha para un diagnóstico precoz y existen distintos procedimiento para solucionarla que preservan la fertilidad.

viernes, 1 de febrero de 2008

La sutura compresiva del útero en cesárea con atonía uterina

La sutura compresiva del útero en cesárea con atonía uterina
An Fac Med Lima 2004; 65(4) 245

INTRODUCCIÓN
Se estima que más de 125,000 mujeres fallecen de hemorragia postparto en el mundo anualmente. La hemorragia puerperal en el Perú constituye la principal causa de muerte materna. La hemorragia puerperal se presenta en 1% (460/45,561) del total de partos atendidos en el Hospital Nacional Docente Madre Niño San Bartolomé.
El manejo tradicional de esta condición incluye el empleo de oxitócicos, tales como el Syntocinon(oxitocina sintética), ergometrina y las prostaglandinas, seguida de la ligadura de las arterias uterinas o las arterias iliacas internas y, como último recurso, se acude a la histerectomía. En 1997, B-Lynch y colaboradores reportaron un nuevo abordaje de tratamiento quirúrgico de la atonía uterina. Esta técnica consiste en el pasaje de una sutura del útero con una sutura continua para aplicar una compresión sostenida de las paredes del útero. Este procedimiento
es mucho más rápido y simple que efectuar una histerectomía o la ligadura de la arteria ilíaca interna y el reporte de una serie de casos en diversas partes del mundo sugiere que esta técnica
es muy efectiva.
Es necesario extraer el útero de la cavidad abdominal luego de la extracción de la placenta.Una vez confirmada la flacidez del útero y confirmado que no hay restos de placenta en la cavidad uterina, nos encontramos ante una atonía uterina y se procede a realizar la sutura compresiva del útero. La técnica consiste en el pasaje de una sutura continua con cátgut cromico No. 2 en la cara anterior y posterior del útero, empleando aguja curva con punta redonda de 6 cm de diámetro. Una vez terminado el pasaje de la sutura, según se observa en la Figura 1, el cirujano jala los extremos de la sutura mientras el ayudante comprime las paredes del útero en sentido vertical y antero-posterior en forma sostenida, para poder amarrar los extremos del hilo, ejerciendo una compresión sostenida entre las paredes del útero. Antes de colocar el útero en la cavidad abdominal, el cirujano debe cerciorarse que no hay sangrado en los puntos de salida del cátgut crómico. En caso de sangrado, se utiliza puntos hemostáticos en "U" con cátgut crómico O y aguja de 3 cm de diámetro y/o se realiza compresión manual con gasa durante 3 minutos.
Los hilos del cátgut se absorben espontáneamente al cabo de 14 días, por lo que no requieren ser
removidos. La sutura compresiva del útero realiza una tensión sostenida en las fibras musculares en sentido vertical y antero-posterior. Esto permite la adhesión de la pared anterior y posterior del útero y el «acortamiento» de las paredes del útero en sentido vertical, de tal forma que no permite la formación del espacio virtual del endometrio, impidiendo la colección de sangre y realizaría el cierre "compresivo" de los vasos de las arterias espirales. Puede realizarse también la sutura compresiva empleando puntos en U, que son variantes de la técnica y emplear tantos puntos en U como sea necesario, empleando siempre cátgut crómico grueso No. 2. Desde el año 2000, esta técnica ha sido empleada por nosotros y la hemos enseñado en diversos maternidades de Lima y provincias.
El propósito de esta investigación es determinar si el empleo de la sutura compresiva del útero (técnica de B-Lynch) durante la cesárea disminuye la pérdida sanguínea y si evita la histerectomía posparto, comparado con el método estándar.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó un estudio retrospectivo de los partos por cesárea que cursaron con atonía uterina durante la operación, desde el 1 de enero 1990 al 31 de diciembre 2003, en el Hospital Madre-Niño "San Bartolomé" de Lima. El método estándar de manejo de la atonía uterina en la cesárea consiste en el masaje uterino, el empleo de agentes uterotónicos (oxitocina, prostaglandinas), ligadura de arterias uterinas/hipogástricas y, como último recurso, la histerectomía posparto.
Los casos con diagnóstico de atonía uterina fueron identificados en el libro de reporte de operaciones obstétricas de la sala de operaciones el Hospital San Bartolomé. Se revisó la historia clínica de cada uno de estos casos identificados y las variables maternas y perinatales fueron ingresadas a una base de datos, empleando el programa estadístico SPSS versión 10. Se incluyó en el análisis el número de unidades de sangre transfundidas a las pacientes, la realización de histerectomía posparto, el estimado subjetivo del volumen de sangre perdida, el hematócrito preparto, el hematócrito posparto y los días de internamiento posparto.


El volumen de la pérdida sanguínea ocurrida en cada uno de los casos fue determinado por el cirujano en forma visual y registrada en la historia clínica.


RESULTADOS
Durante el periodo de estudio, se identificó 60 casos de hemorragia puerperal por atonía uterina durante la cesárea y se logró recuperar 46 (76,6%) casos de hemorragia puerperal con historia clínica evaluable. En 30 casos se empleó la técnica de B-Lynch y en 16 el método estándar. Con excepción del antecedente de abortos previos, no hubo diferencias en las características maternas.
La sutura de B-Lynch redujo significativamente el riesgo de histerectomía posparto comparado con el método estándar (OR 0,08, IC95% 0,01-0,45, p<>

DISCUSIÓN

Este estudio demuestra que la sutura compresiva del útero disminuye el volumen de pérdida sanguínea, el empleo de transfusiones sanguíneas y la necesidad de efectuar una histerectomía para controlar la hemorragia puerperal, comparado con el método estándar. La pérdida sanguínea fue estimada por el médico tratante en forma visual y registrada en la historia clínica. Se acepta que cuando la pérdida sanguínea es mayor de 600 mL la cantidad de sangrado suele ser subestimada. Nosotros asumimos que el error sistemático en la subestimación del sangrado fue similar en ambos grupos; ya que la misma escala de estimación visual fue realizada por los médicos tratantes de los casos y los controles. Por lo que consideramos que la sutura compresiva del útero disminuye significativamente el sangrado vaginal en los casos tratados comparado con los controles. Los dos primeros casos donde fracasó la técnica de B-Lynch fue debido a que no se tenía mucha experiencia en su empleo y era usada como último recurso después de una hemorragia masiva. Actualmente recomendamos que el método sea empleado como recurso de primera línea, incluso en lugar de la inyección local de oxitocina en los cuernos uterinos, para evitar la transfusión de hemoderivados. El empleo precoz de la sutura compresiva del útero en casos de atonía uterina durante la cesárea es un factor adicional que disminuye el sangrado puerperal Intraoperatorio en forma importante. Debido a la característica retrospectiva del estudio, hemos considerado sólo los días de internamiento de las pacientes, el hematócrito posparto y el número de reintervenciones quirúrgicas posparto (histerectomía posparto). Estamos actualmente realizando un estudio de seguimiento de las pacientes que fueron sometida a la técnica de B-Lynch y que será motivo de una futura publicación. En conclusión, la sutura compresiva del útero puerperal reduce el sangrado vaginal, la transfusión sanguínea y el empleo de la histerectomía comparado con el método estándar. Por tal motivo se recomienda su empleo en los casos de hemorragia puerperal debida a atonía uterina.